La guerra de Trump y la paz de Lula
Emir Sader
El texto de Trump contiene graves errores, esenciales para su razonamiento. El primero, y el más ilustrativo de la brutalidad de sus acciones, es su desconocimiento de la balanza comercial de Brasil con Estados Unidos. Desde que asumió el cargo, convencido de que Estados Unidos ha sufrido en sus relaciones con otros países, ni siquiera preguntó si ese sería el caso de Brasil. Por extensión, asumió que Brasil estaba en la misma situación que otros países.
No consultó con nadie ni mostró el texto a ningún asesor. Y se excedió en un 50% para calcular una cifra elevada. Simplemente, con arrogancia, lo puso por escrito y lo publicó. Hablar de las relaciones comerciales de Brasil con Estados Unidos y desconocer si hay superávit o déficit es una muestra de enorme ignorancia para el presidente de un país, más aún del más poderoso del mundo.
En tercer lugar, afirmar que Bolsonaro es uno de los líderes políticos más prominentes y reconocidos del mundo va más allá de cualquier visión mínimamente sensata de esta figura. Hace realidad su voluntad y se sale con la suya con semejante barbarie.
En cuarto lugar, creer que el destino de Bolsonaro está en manos del gobierno federal es ignorar que se trata de un caso en trámite en la Justicia, otro poder de la democracia brasileña.
En resumen, esta es una afirmación, como mínimo, sin sentido. Da la impresión de que Eduardo Bolsonaro está impulsando la política estadounidense hacia Brasil. Ni más ni menos. Por absurda que parezca esta situación. La respuesta de Lula fue madura y sensata. Reafirmó la soberanía de Brasil sobre todo lo que ocurre en el país y recordó que el gobierno brasileño no tiene nada que ver con el caso de Bolsonaro, actualmente en trámite judicial.
Desesperado por las predicciones de que, una vez concluido el proceso en su contra, Bolsonaro sería condenado y encarcelado en octubre de este año, su hijo le comunicó o transmitió esta situación a Trump, quien, con su mensaje y sus excesivos elogios a Bolsonaro, intentó evitar su arresto.
Todo se basa en ilusiones, en cómo Trump desearía que fuera la realidad para confirmar sus convicciones subjetivas. El mundo estaría a sus pies, hasta el punto de imponer esos impuestos del 50% a Brasil. ¿Será debido a la irritación por el éxito de los Brics y de Lula como líder del bloque? ¿Será debido, una vez más, a su incomodidad con la tesis de la desdolarización, a la que Lula volvió a referirse?
¿O a la combinación de estas situaciones, que desplazan a Estados Unidos y amenazan la hegemonía menguante del dólar en el mundo?
¿Es posible, como ha sucedido repetidamente, que, al menos cuando alguien le diga que la balanza comercial de Brasil con Estados Unidos es contraria a lo que dijo y que la tasa del 50% sería brutal, cambie su postura o la flexibilice antes del 1 de agosto, fecha de entrada en vigor?
Es una demostración más de la falta de preparación del actual presidente estadounidense para liderar la potencia económica y militar aún más fuerte del mundo.
*Sociólogo y científico político brasileño, es coordinador del Laboratorio de Políticas Públicas de la Universidad Estadual de Rio de Janeiro (UERJ).