Protección social en tiempos belicistas

Déficits de la deshonra… superávits para las guerras

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Eduardo Camín

Los gobiernos de los países de bajos y medianos ingresos deberán aumentar el gasto para garantizar la protección social universal en aproximadamente 1,4 billones de dólares adicionales si quieren ofrecer protección social básica para todos, según un nuevo documento de trabajo de la Organización Internacional del Trabajo (OIT),  Déficit de financiación para la protección social universal: Estimaciones y estrategias mundiales, regionales y nacionales para crear un espacio fiscal.

Este déficit de financiación representa el 3,3% del PIB anual de los países de renta baja y media juntos. Las conclusiones apuntan a retos aún mayores para los países de renta baja, donde el déficit de financiación de la protección social alcanza un abrumador 52,3% del PIB anual.  Para lograr la cobertura universal, los países de ingresos bajos y medios necesitarán un gasto público adicional del 10,6% del gasto público anual. Esto puede conseguirse mediante recursos nacionales, como los impuestos y las cotizaciones a la seguridad social, así como mediante una mejor gestión de la deuda soberana.Pobreza - Desarrollo Sostenible

La idea original de la protección social, o seguridad social, fue establecida como un derecho humano definido como un conjunto de políticas y programas diseñados para reducir y prevenir la pobreza y la vulnerabilidad en todo el ciclo de vida. Estos derechos “indelebles” abarcan los beneficios familiares y por niño, las prestaciones de maternidad, desempleo, accidentes del trabajo y enfermedades profesionales, así como las pensiones de vejez, invalidez y sobrevivientes, y la protección de la salud.

Los sistemas de protección social abordan todas estas ramas mediante una combinación de regímenes contributivos (seguro social) y de prestaciones no contributivas financiadas con impuestos, en particular la asistencia social. Por lo tanto, la protección social desempeña un papel decisivo en el logro del desarrollo sostenible, la justicia social y el derecho humano a la seguridad social para todos. En este sentido diremos que las políticas de protección social constituyen elementos esenciales de las estrategias nacionales de desarrollo para reducir la pobreza y la vulnerabilidad en todo el ciclo de vida, y respaldar el crecimiento inclusivo y sostenible.

Sin embargo, para los países de bajos ingresos en particular, salvar la brecha requeriría la movilización de cuatro veces el gasto público anual. Por eso, según el documento de trabajo, es necesaria la solidaridad internacional. Los autores señalan que, para cerrar esa brecha, la ayuda al desarrollo a estos países tendría que triplicarse con creces y destinarse exclusivamente a la protección social.

ERRADICAR LA POBREZA EN 2030 | FundacionsistemaA nivel regional, los resultados muestran que África se enfrenta a los retos más importantes, con un déficit de financiación del 17,6% del PIB anual del continente, seguida de los países de renta baja y media de los Estados árabes (11,4%), América Latina y el Caribe (2,7%), Asia y el Pacífico (2,0%) y Europa y Asia Central (1,9%).

El nuevo estudio también sostiene que alcanzar la protección social universal es fundamental para afrontar adecuadamente las consecuencias de la crisis climática, porque la protección social universal ayuda a reducir las vulnerabilidades y los choques climáticos. En este sentido, el documento señala que la financiación internacional para el clima puede ayudar a reforzar y adaptar los sistemas de protección social en los países de renta baja y media.

Basándose en cifras correspondientes a 133 países de renta baja y media, el documento de trabajo ofrece estimaciones de la inversión necesaria para garantizar la cobertura universal de las prestaciones básicas para todos los niños, las madres de recién nacidos, las personas con discapacidades graves, las personas de edad avanzada y los desempleados, así como la atención sanitaria esencial universal

Consecuencias presentes…causas ausentes

Si siempre fue difícil tratar de estar informado, ahora es peor; hoy la información forma parte del “fetichismo” del¿Qué es la desigualdad social? Causas, consecuencias y cómo afecta a la sociedad mercado, ya no opera sobre la inteligencia, sino sobre la psicología, no manipulan la consciencia sino sus deseos y temores inconscientes. El belicismo actual obedece a esta simbología Maquiavelista, donde el Reloj de la Apocalipsis detiene su hora a apenas 89 segundos de la catástrofe nuclear.

Por eso estimamos necesario activar la capacidad crítica, no simplemente como mecanismo de denuncia, sino para enfatizar la manipulación externa. En cada informe necesitamos darle un enfoque contextual -y subrayar las dudas que genera- los temas en cuestión, que abarca toda nuestra actividad diaria. Reflexionar sobre estos temas es ser conscientes de la distancia que nos separa, discurrir en ellos es tal vez pensar en nuestras insuficiencias.

El informe una vez más, subraya que las desigualdades siguen siendo un reto mundial, y que la desigualdad en la cobertura universal en particular ha alcanzado niveles alarmantes, ya que los hogares situados entre los 50 por ciento más pobres reciben solo el 25 por ciento de los ingresos totales, frente al 30 por ciento de los ingresos totales que obtienen aquellos hogares situados entre los 10 por ciento ingresos más altos. Los participantes del evento, sin dudas exploraron las formas en que la protección social universal y su financiación pueden contribuir a invertir estas tendencias.

¿Cómo influye el capitalismo en el aspecto social?

En la constante lucha por la justicia social y la equidad, surge una interrogante fundamental: ¿Es el capitalismo realmente benéfico para los más desfavorecidos? Un sistema en una crisis profunda que perpetua la creciente debilidad del Estado, una mayor desigualdad social, la concentración de la riqueza en grupos muy reducidos de la población o la simple entrega de los recursos naturales a grandes corporaciones trasnacionales.

El capitalismo, caracterizado por la propiedad privada de los medios de producción y la búsqueda del lucro individual, lo que conlleva inexorablemente a la desigualdad económica, la precarización laboral y la exclusión social, aspectos y consecuencias inherentes a este sistema. El capitalismo, en su forma actual, tiende a perpetuar y profundizar la desigualdad de ingresos y riqueza. Esta desigualdad se manifiesta en la concentración de la riqueza en manos de unos pocos, mientras que la gran mayoría de la población experimenta dificultades para acceder a recursos básicos como vivienda, educación y atención médica, en poblaciones emergentes o en vías de desarrollo e incluso en los países industrializados.

En el sistema capitalista, los trabajadores suelen enfrentarse a condiciones laborales precarias y a una intensa explotación laboral, ya que las empresas buscan maximizar sus beneficios reduciendo costos, lo que puede traducirse en salarios bajos, largas jornadas laborales y falta de protección social. Por otra parte, el capitalismo, al basar su funcionamiento en la maximización de beneficios a corto plazo, suele generar un impacto ambiental negativo y poner en riesgo la sostenibilidad del planeta. La búsqueda constante de crecimiento económico sin considerar los límites naturales del planeta ha llevado a la explotación desmedida de recursos naturales, la contaminación del aire, agua y suelo, y al cambio climático.

La desigualdad repercute negativamente en las economías y las sociedades al obstaculizar el crecimiento, impedir la reducción de la pobreza, frenar el crecimiento de la productividad, así como la demanda interna. Por todo esto las políticas sociales, incluida la protección social, son esenciales para mitigar las desigualdades.

No obstante, las causas estructurales de las desigualdades actuales siguen enraizadas en historias de colonialismo, explotación y extractivismo, a su vez estas desigualdades impulsan las múltiples crisis actuales basadas en factores como el género, la etnia, la discapacidad y la ciudadanía.

Aunque siga ausente de los debates, a lo largo de la historia, hemos visto cómo este sistema económico perpetúa la desigualdad y la explotación de los más vulnerables, con consecuencias presentes en la realidad de miles de millones de seres humanos.

Herido de muerte el capitalismo es cada día más peligroso, la amenaza presente que nos cierne es la actual deriva belicista, europea en la cual miles de millones de euros se destinarán para financiar la industria armamentística, las políticas sociales tendrán nuevamente que esperar…si aún queda género humano.

 

*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la