Las deportaciones de Trump: la retórica y la realidad

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Mirko C. Trudeau

Donald Trump prometió durante su campaña deportar a millones de indocumentados en la mayor operación de la historia de Estados Unidos, pero más allá de la publicidad, los reportes iniciales sugieren que podría tener dificultades para igualar las tasas del último año completo de Joe Biden.

En medio de este escenario, Caleb Vitello, director interino del Servicio de Inmigración y Control de Aduanas (ICE, siglas en inglés), fue despedido, publicó The Wall Stret Journal. La destitución es parte de la costumbre trumpiana de sacrificar a sus subordinados a fin de encubrir sus propias fallas:poco podía hacer ante el hecho de que el ICE tiene en estos momentos 41 mil 100 detenidos con un tope de financiación para albergar a 41 mil 500, limitación logística señalada desde hace meses pero que Trump consideró irrelevante.Despiden al director de la agencia de inmigración (ICE) de EEUU por  lentitud en deportaciones – El Nuevo Diario (República Dominicana)

El relevo de Vitello tendrá la obligación de expandir las operaciones del ICE, que se han visto frustradas el último mes por una serie de filtraciones que, de acuerdo al Ejecutivo, fueron detectadas dentro del gobierno. Asimismo, deberá  ampliar los centros de detención, que están rozando su máxima capacidad. Actualmente, cuentan con 41.100 migrantes en custodia, solo 400 por debajo del aforo máximo que le permite el presupuesto aprobado.

Trump está preocupado con el bajo ritmo de deportaciones de inmigrantes indocumentados alcanzado hasta ahora. Durante su primer mes en el cargo, el gobierno deportó a 37 mil 660 personas, mucho menos que el promedio de 57 mil expulsiones mensuales del último año completo de su antecesor en la Casa Blanca, Joe Biden.

El dato ha provocado molestias en el Ejecutivo de Trump, quien ha ordenado un cambio en la cúpula de la Oficina de Inmigración y Control de Aduanas (ICE), la policía de migración, para engrasar la maquinaria de deportaciones.A este paso, le tomaría más de cuatro décadas deportar a los 20 millones de personas que, según él, residen en Estados Unidos sin contar con los permisos requeridos.

Guantanamo Bay
Venezolanos enviados al campo de concentración de Guatánamo

El fracaso de Trump en su obsesión por expulsar a “todos los hombres, mujeres y niños que envenenan la sangre de Estados Unidos”  revela tanto la complejidad de la tarea en sí misma como el voluntarismo extremo que le lleva a ignorar las complicaciones o les requerimientos que se interponen entre él y sus deseos.

Stephen Miller, el estratega de Trump en políticas públicas y  cerebro de la ofensiva contra los migrantes, reveló  que cada una las 27 oficinas del ICE está obligada a cumplir una cuota de 75 detenciones diarias. Este número es el piso y no el techo. La realidad es distinta para las autoridades federales, pues se han topado con muchos obstáculos para cumplir el objetivo de 1.500 detenidos diarios. Tom Homan, el zar de la frontera, admitió que detuvieron a 14.000 personas las primeras tres semanas de la Administración, unos 667 migrantes cada día, por debajo de lo fijado.

Tricia McLaughlin, portavoz de Seguridad Nacional, ha lanzado un velo de sospecha a las deportaciones del mandato de Biden, al calificarlas de “artificialmente altas” e implicar que estaban infladas. Los números que la dependencia da a conocer hoy representan una caída de 35% respecto al Gobierno anterior.

Trump ha hecho de las deportaciones un gran despliegue mediático. El ICE y Seguridad Nacional publican a diario fotografías de los detenidos esposados por los agentes de migración en todo el país. Estos son llevados a un centro de detención y desde ahí expulsados a otras naciones del hemisferio. Un grupo de hombres venezolanos fueron enviados a la base naval de Guantánamo, en Cuba. Otros ha Costa Rica, Panamá, El Salvador o Guatemala, designados terceros países seguros, sin que los migrantes devueltos sean ciudadanos de estos países y abandonados en el desamparo legal. Empresarios, republicanos y demócratas, advierten a Trump sobre el desastre  económico de una deportación masiva | EL PAÍS US

El gobierno prometió enfocarse en los criminales más peligrosos, pero muchos  ni siquiera tenían antecedentes penales.

Actualmente,  el gobierno está desarrollando un centro de deportación en Fort Bliss, cerca de El Paso, Texas, con aforo hasta para 10 mil personas mientras esperan el proceso de expulsión. The New York Times informó que ello implica una expansión significativa de los esfuerzos de la Casa Blanca para usar recursos de tiempos de guerra en aras de cumplir con las deportaciones masivas prometidas.

Fort Bliss, apuntó, servirá como modelo a medida que el gobierno busca desarrollar más centros de detención en sitios militares en todo el país, desde Utah hasta el área cercana a las cataratas del Niágara, para compensar la falta de espacio en las instalaciones del ICE.

No se trata únicamente de consideraciones humanitarias, que tienen sin cuidado a Trump y a sus simpatizantes, sino de cuestiones prácticas que atraviesan la economía, la geopolítica, la legalidad y la subsistencia misma de la institucionalidad democrática.

Deportaciones masivas de Trump desatan conflictos diplomáticos en América  LatinaLas deportaciones masivas, que además están acompañadas por el cierre de todas las vías a la migración legal de personas no blancas, impactan a la economía de EEUU de múltiples maneras: desvían al cumplimiento de un delirio xenofóbico recursos que podrían emplearse en educación, salud, ciencia, tecnología o, simplemente, en reducir el colosal déficit público.

Asimismo; privan al Estado de los 96 mil 700 millones de dólares que los inmigrantes indocumentados pagan cada año en impuestos federales; privan a sectores como la construcción, la agricultura y los restaurantes de su fuente principal de mano de obra; eliminan a millones de consumidores de los cuales se beneficia todo tipo de empresas, entre otras afectaciones.

El repunte de la inflación en el primer mes del año es una clara muestra de la contradicción irresoluble entre la promesa trumpiana de atajar el alza de los precios y la expulsión de quienes permiten a las compañías un incalculable ahorro de costos al aceptar salarios menores a los que deben pagarse a los ciudadanos, recuerda el diario mexicano La Jornada. » Está por verse si Trump consigue cumplir sus promesas fascistoides, pero queda claro que con sólo intentarlo ya ha acelerado la decadencia de la que dice salvar a su país”. añade.

Si bien el número de personas que cruzan de manera irregular la frontera entre México y Estados Unidos ha caído de forma drástica en los meses recientes, la detención y deportación tenderá a centrarse en personas que han vivido durante años e incluso décadas en el país. Esto significa sustraer de las comunidades a trabajadores que se encuentran altamente capacitados en sus labores, se han integrado en sus comunidades, han formado familias y, en suma, son tan estadunidenses como quienes detentan oficialmente la nacionalidad.

*Politólogo y analista estadounidense, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)