¿Qué hay detrás de la crisis bancaria en Estados Unidos?

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La constante suba de las tasas de interés por parte de la Fed para frenar la inflación, la flexibilización de las garantías creadas tras la crisis de 2008 que aprobó Trump y las tensiones al interior del sector financiero estadounidense.

Luego de la reunión de la Reserva Federal de Estados Unidosy la publicación del comunicado correspondiente, el titular de la institución, Jerome Powell, asistía nuevamente a una conferencia para informar la décima suba consecutiva de la tasa de interés, al igual que en marzo de 0,25%, situándose ahora entre el 5 y 5,25%. Allí fue consultado sobre varios temas relacionados a la política monetaria, el techo de la deuda de Estados Unidos, entre otros, pero hubo uno que ya estaba en agenda en la reunión de la Fed de marzo y aún persiste: la crisis bancaria.

«Había tres grandes bancos, realmente desde el principio, que estaban en el centro del estrés que vimos a principios de marzo: el período severo de estrés. Ahora todos se han resuelto y todos los depositantes han sido protegidos», afirmó Powell ante los periodistas y sentenció que la quiebra del banco regional First Republic y su posterior venta a JPMorgan Chase «traza una línea en ese período», dejando el mensaje de que la crisis estaba terminada. Unas horas después, el PacWest Bank anunciaba que estaba «considerando una variedad de opciones estratégicas, incluida una venta» después de que el precio de sus acciones cayera casi un 60%, síntoma de que, al menos, la crisis bancaria aún está dando coletazos.

Sin embargo, algunas voces difieren con el optimismo de Powell. La semana pasada, el diario The Telegraph difundió una investigación del Instituto Hoover de la Universidad de Stanford que afirma que 2.315 bancos en Estados Unidos (de un total aproximado de 4.800) actualmente tienen activos que valen menos que sus pasivos, por lo que los considera “potencialmente insolventes”. Por otro lado, Gallup publicó los resultados de una encuesta que concluye que el 48% de los encuestados se mostró “preocupado” acerca de la seguridad de sus fondos depositados en los bancos, mientras que cerca de un 20% indicó estar «muy preocupado», y agregó que las “lecturas son similares a las de 2008”.

Para establecer una comparación que permita dimensionar la crisis, si miramos sólo el sector bancario (no de fondos de inversión), en el año 2008 quebraron 25 bancos comerciales en Estados Unidos, con activos por un total de 373.588 millones de dólares. Las tres quiebras de bancos estadounidenses de este año totalizaron más de 550.000 millones de dólares en activos. Esto no necesariamente quiere decir que esté sucediendo lo mismo que en 2008, pero sí que, al menos, hay que prestar atención.

El trasfondo de la crisis: sus antecedentes

Más allá de los signos cotidianos de la crisis, resulta interesante intentar observar su trayectoria general para poder dilucidar qué resultados está dejando y pensar qué desafíos nos presenta.

U.S. Federal Reserve Board Chair Jerome Powell testifies before the Senate Banking, Housing and Urban Affairs Committee in Washington, D.C, on March 7, 2023.Jerome Powell, presidente de la FED y perteneciente al Partido Republicano, fue nominado por el expresidente Trump y asumió en febrero de 2018. Durante la pandemia, diseñó un proceso de flexibilización cuantitativa como instrumento para rescatar una economía que se hundía. Esta política benefició principalmente a un puñado de actores en un sistema financiero que encontró masas de “dinero gratis” para el juego especulativo del capital de riesgo.

Durante el 2021, muchos sectores políticos lo presionaban para comenzar a subir las tasas de interés e iniciar el tapering ante una inflación que escalaba cada vez más, y mientras él sostenía que no era el momento y que la inflación era “transitoria” y pronosticaba un “aterrizaje suave”. Finalmente, el tapering comenzó en noviembre de 2021 como un proceso que iba a ser estable pero que rápidamente la Fed decidió duplicar en diciembre. Esta fecha no fue casualidad: en noviembre de 2021, Biden lo reeligió para un nuevo período al frente de la FED.

Lo cierto es que la salida de este período de flexibilización cuantitativa y la inauguración del período de suba de tasas de interés se encontró con el conflicto armado entre Rusia y la OTAN y sus consecuencias económicas, principalmente inflacionarias.  Por entonces la FED, ante esta situación y sin un calendario previo claro, aumentó la tasa de interés en 0,25% en marzo, 0,50% en mayo y, finalmente, 0,75% en junio, siendo el mayor aumento en casi 30 años, récords que se superaron a sí mismos con las subas de tasas que aún estaban por venir.

Ya en marzo de 2023, luego de la séptima suba consecutiva de tasas, quebraba el Silicon Valley Bank, seguido por el Signature Bank, inaugurando la crisis bancaria estadounidense que parecía contagiar a Europa con la quiebra del Credit Suisse.전세계 13일의 월요일 온다"···SVB 사태 파장 우려 - 오피니언뉴스

Las quiebras tanto del SVB como del SB estuvieron fuertemente influenciadas por la suba de tasas actual y la desregulación financiera del 2018, complementadas por, según concluyó la investigación de la FED, una mala gestión de riesgos. El SVB, al igual que otros bancos, mantenía una gran tenencia de bonos de largo plazo (más de U$S100.000 millones), que con la suba de tasas vieron caer sus precios desplomarse, y cuando los clientes del SVB quisieron retirar sus depósitos, éste anunció que vendería parte de sus tenencias de bonos, perdiendo U$S1.800 millones y desatando una corrida que fue alimentada por actores económicos como el JP Morgan, que aconsejó a sus clientes retirar los depósitos del SVB.

El SVB era, en ese momento, el 16° banco más grande de Estados Unidos, medido por activos, con más de U$S 220.000 millones. La política de la FED incluyó nuevas regulaciones y la apertura de una ventanilla de financiamiento para garantizar los depósitos bancarios, que en su gran mayoría no se encontraban garantizados por la FDIC. El Wall Street Journal informó en ese momento que esta “garantía implícita” tiene un valor de U$S19 billones.

La falta de garantías se debió a que el 24 de mayo de 2018 el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, promulgó una ley que redujo la supervisión de todos los bancos que cuenten con menos de 250.000 millones de dólares en activos y eximió a pequeños prestamistas de unas normas más estrictas establecidas con la Ley de Reforma y Protección al Consumidor de Wall Street, conocida como la ley Dodd-Frank de 2010. Esto implico el aumento del umbral del tamaño de los activos de los bancos considerados «demasiado grandes para quebrar», liberando a miles de entidades más pequeñas –y no tan pequeñas– de una supervisión regulatoria más estricta.

U.S. Sen. Elizabeth WarrenSegún Elizabeth Warren, senadora demócrata de los Estados Unidos, Greg Becker, director ejecutivo del Silicon Valley Bank (SVB), “fue uno de los muchos ejecutivos poderosos que presionaron en el Congreso para debilitar la ley. En 2018, ganaron los grandes bancos. Con el apoyo de los dos partidos, el presidente Donald Trump firmó una ley para revertir algunas partes fundamentales de la Ley Dodd-Frank. Los reguladores, incluido el presidente de la Reserva Federal estadounidense, Jerome Powell, agravaron aún más la situación, al dejar que las entidades financieras se cargaran de riesgo”.

Durante el 2021, muchos sectores políticos lo presionaban para comenzar a subir las tasas de interés e iniciar el tapering ante una inflación que escalaba cada vez más, y mientras él sostenía que no era el momento y que la inflación era “transitoria” y pronosticaba un “aterrizaje suave”. Finalmente, el tapering comenzó en noviembre de 2021 como un proceso que iba a ser estable pero que rápidamente la Fed decidió duplicar en diciembre. Esta fecha no fue casualidad: en noviembre de 2021, Biden lo reeligió para un nuevo período al frente de la FED.

Lo cierto es que la salida de este período de flexibilización cuantitativa y la inauguración del período de suba de tasas de interés se encontró con el conflicto armado entre Rusia y la OTAN y sus consecuencias económicas, principalmente inflacionarias.  Por entonces la FED, ante esta situación y sin un calendario previo claro, aumentó la tasa de interés en 0,25% en marzo, 0,50% en mayo y, finalmente, 0,75% en junio, siendo el mayor aumento en casi 30 años, récords que se superaron a sí mismos con las subas de tasas que aún estaban por venir.

Al poco tiempo de las quiebras del SVB y SB, el First Republic Bank, 14° banco en el ranking estadounidense, comenzaba su decadencia.First Republic, el cuarto banco rescatado tras la cadena de quiebras del pasado marzo

El 16 de marzo, en un intento por mejorar la imagen del sistema bancario, 11 bancos (de los 15 más grandes del país) depositaron un total de U$S 30.000 para apuntalarlo. El sistema bancario intentaba mostrarse “unido y fuerte”. Un dato no menor, es que estos 15 bancos concentraban antes de la quiebra, más del 53% de todos los depósitos del país.

Finalmente, el 1 de mayo JPMorgan Chase Bank National Association presentó una oferta para la compra de First Republic Bank, consiguiendo llevarse su cartera de depositantes, y devolviendo aquel depósito inyectado por los grandes bancos. Durante la crisis del 2008 la FED diseñó un proceso de rescate selectivo, dejando quebrar a algunos fondos de inversión, pero rescatando a algunos bancos. Todos aquellos que quebraron, como el Bear Stearns o el Washington Mutual, fueron comprados por el ya mencionado, JP Morgan.

La primera apreciación que puede hacerse entonces, es que en las crisis no todos pierden, ya que se acelera el proceso de concentración y centralización de la economía. Lo cierto es que quienes sí pierden, por el impacto de la crisis, son las grandes mayorías, principalmente los sectores de menores ingresos.

Las disputas hacia adentro del sector financiero

La lucha voraz por la búsqueda de ganancias, como lo muestran los hechos recientes, implica que algunos mueran para que otros ganen. Esto no es nada nuevo, y se refleja claramente en los procesos de operaciones, corridas, quiebras y adquisiciones del sector de la banca comercial. Pero además ocurren otros procesos de carácter más subterráneo.

Apenas anunció la quiebra el Silicon Valley Bank, los grandes bancos estadounidenses comenzaron a flexibilizar los requisitos para la apertura de cuentas. Así, una cuenta que demoraba más de una semana en ser abierta, pasó a tener una demora de 24 horas. Los grandes bancos, intentaban así agilizar al máximo los canales por los cuales se dio un enorme flujo de depósitos desde los bancos pequeños y medianos, hacia los más poderosos del país.

America's Biggest Banks: JPMorgan, Wells Fargo Keep Growing While BofA, Citi ShrinkSin embargo, este flujo positivo de depósitos no logra compensar otro flujo que también se encuentra en proceso, pero de carácter negativo. Y esto se debe a que los depósitos empiezan a irse de la banca comercial hacia la banca de inversión, intentando buscar mayores rendimientos, en un contexto de altas tasas de interés. Según Forbes, se espera que los depósitos de tan sólo 3 bancos (JPMorgan, Wells Fargo y Bank of America) hayan caído US$ 521 mil millones respecto al año anterior, la mayor caída en una década.

Este proceso no es novedad, de hecho, fue parte del ciclo inaugural del desarrollo de esta nueva fase digital del capitalismo, cuando en 2008 a partir de la crisis, los flujos de dinero fueron hacia los grandes fondos de inversión, quienes direccionaron este dinero a la inversión en el sector tecnológico que profundizó la llamada cuarta revolución tecnológica.

Más allá de las diferencias del momento histórico, es importante dilucidar que, además de los actores visibles, hay otros que en general no se ponen en agenda, y que son quienes manejan los hilos y deciden el futuro de miles de millones de personas alrededor del globo. Para poner un ejemplo, fue BlackRock quien encabezó las corridas contra la Argentina mientras se negociaba la última reestructuración de deuda con acreedores privados.

Discutir la riqueza, e identificar a aquellos que se la apropian a costa de una crisis que golpea sobre las mayorías, es tarea central. Ejemplo de ello han sido las recientes protestas en Francia ante la sede de BlackRock o tomando la bolsa de París.

 

*Giménez es Licenciada en Psicología y Magister en Seguridad y Defensa de la Nación y en Seguridad Internacional y Estudios Estratégicos. Caciabue es Licenciado en Ciencia Política y Secretario General de la Universidad de la Defensa Nacional UNDEF en Argentina. Ambos son investigadores del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). 

 

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