El crecimiento del comercio se reducirá al 1,7% en 2023
Eduardo Camín
Todavía se prevé que el crecimiento del comercio mundial en 2023 será bajo, pese a la ligera mejoría de las previsiones sobre el PIB desde el otoño pasado, admitieron recientemente los economistas de la Organización Mundial de Comercio (OMC) en su nueva previsión.
Lastrado por los efectos de la guerra en Ucrania, una inflación persistentemente elevada, el endurecimiento de la política monetaria y la incertidumbre de los mercados financieros, se prevé que el volumen del comercio mundial de mercancías crezca un 1,7% este año, tras un aumento del 2,7% en 2022; un incremento inferior a lo previsto al haberse visto frenado por el fuerte desplome registrado en el cuarto trimestre.
Según las proyecciones del comercio que la OMC, en su reciente informe de las “Perspectivas y estadísticas del comercio mundial”, se estima que el crecimiento del PIB real mundial a tipos de cambio del mercado será del 2,4% en 2023. Las proyecciones del crecimiento tanto del comercio como de la producción serán inferiores a sus respectivos promedios del 2,6% y el 2,7% de los últimos 12 años.
La Directora General de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, dijo que “El comercio sigue siendo una fuerza a favor de la resiliencia de la economía mundial, pero seguirá estando sometido a la presión de factores externos en 2023. Por ese motivo, es aún más importante que los gobiernos eviten la fragmentación del comercio y se abstengan de introducir obstáculos al comercio”.
“Invertir en la cooperación multilateral en el ámbito del comercio, como hicieron los Miembros de la OMC en su Duodécima Conferencia Ministerial el pasado mes de junio, reforzaría el crecimiento económico y el nivel de vida de las personas a largo plazo”, añadió.
El aumento del 2,7% del volumen del comercio mundial en 2022 fue inferior al 3,5% indicado en la previsión de octubre de la OMC, ya que una disminución intertrimestral más acusada de lo previsto en el cuarto trimestre arrastró a la baja el crecimiento anual. Los economistas de la OMC señalan que varios factores contribuyeron a ese desplome, entre ellos, los elevados precios mundiales de los productos básicos, el endurecimiento de la política monetaria en respuesta a la inflación y los brotes de COVID-19 que perturbaron la producción y el comercio en China.
En particular, el crecimiento del comercio el año pasado resultó en consonancia con la hipótesis de referencia de entre el 2,4% y el 3,0% presentada en el informe inicial de la OMC de 2022 sobre la crisis en Ucrania , aunque estuvo muy por encima de la hipótesis más pesimista, según la cual el comercio habría crecido tan solo un 0,5% a medida que los países empezaran a dividirse en bloques comerciales competidores.
En todo caso, los mercados internacionales siguieron estando abiertos en general. En un estudio de seguimiento de la OMC publicado el mes de marzo pasado se documentó cómo habían podido las economías vulnerables compensar la falta de suministro de alimentos esenciales provocada por la guerra recurriendo a productos y proveedores alternativos.
Mientras tanto, la previsión de un aumento del comercio del 1,7% en 2023 es mayor que la estimación anterior del 1,0% de octubre. Un aspecto fundamental en ese sentido es la relajación de las medidas de control de la pandemia de COVID-19 en China, que se prevé que liberen la demanda de bienes de consumo en el país, lo que a su vez dará impulso al comercio internacional.
Según el Economista Jefe de la OMC, Ralph Ossa: “Los efectos persistentes de la Covid-19 y las crecientes tensiones geopolíticas fueron los principales factores que incidieron en el comercio y la producción en 2022, y es probable que en 2023 ocurra lo mismo. Las subidas de los tipos de interés en las economías avanzadas también pusieron de manifiesto deficiencias en los sistemas bancarios que, de no subsanarse, podrían dar lugar a una mayor inestabilidad financiera. Los gobiernos y los organismos de reglamentación deben estar alerta frente a estos y otros riesgos financieros en los próximos meses.”
De cara a 2024, el crecimiento del comercio debería repuntar hasta el 3,2%, al tiempo que el PIB remonta al 2,6%, pero esta estimación es más incierta de lo habitual debido a la presencia de importantes riesgos a la baja, incluidas las tensiones geopolíticas, las perturbaciones en el suministro de alimentos y la posibilidad de que el endurecimiento de la política monetaria tenga consecuencias imprevistas.
Los espejos como metáfora de un liberalismo decadente
El multilateralismo, entra en zonas de turbulencias cada vez con más frecuencia, a imagen y semejanza del capitalismo, la evidencia de una sospecha llega a su fin, pese a albergar en su seno un sutil campo de seducciones y estrategias que, a veces, la mera denotación convierte en un ejercicio declaradamente simbólico que rebasa su propio cometido.
Hace mucho tiempo que por distintas circunstancias la OMC, ante el espejo de los hechos, nos devuelve, la sospecha incómoda de una Historia escrita con letras mayúsculas, de la pluma de los globalizadores y de todos aquellos relatos que han construido el pasado en la imagen deformada de este espejo. Desde nuestra perspectiva diremos que, detrás de cada Informe analizamos el fenómeno, que constituye un intento optimista por reiniciar un camino desde el pasado que permita comprender el presente y prepare un futuro con ciertas expectativas.
No obstante, el mito del libre comercio como versión establecida, no basta para escapar de su dominio y el espejo se convierte en una lente cóncava o convexa allí donde la mirada identifica toda una serie de retratos unificados demasiados elementales para un legado más complejo que ha inducido a pensar a los países industrializados en términos elitistas, fieles a su dependencia colonialista.
Hoy los grandes sueños de Occidente, como el aumento ininterrumpido de la riqueza, el avance tecnológico, se han convertido en una pesadilla -por lo menos ecológica-, y en un fracaso de los modelos económicos e interpretativos, fomentados por sus dirigentes.
Mirar al futuro con nuestros instrumentos ópticos y nuestra experiencia equivale al desconcierto de unas expectativas que no se verifican. Actualmente se vive en la galería de espejos deformantes en que está atrapada la cultura del consumismo. Para este mundo desarrollado por su riqueza, pero sin materia prima tal vez haya llegado la hora de abandonar con urgencia las concepciones evolucionistas de la humanidad, la creencia en el progreso ilimitado, como si de una gran escalinata se tratara y el primer mundo obtuviese su premio debido a su esfuerzo.
Sólo una conciencia más global del destino colectivo de la humanidad puede invertir el lenguaje etnocéntrico y falaz del proyecto de los poderosos; en un mundo más simultáneo y crecientemente consciente de ello.
En cada informe contemplamos las cosas de una gran distancia y tal vez, anticipando con nuestra mirada los problemas globales, hablamos de la humanidad de sus tareas pendientes y de la raíz de sus omisiones. En el globalismo actual convergen la politización y el economicismo que son dos reducciones en la percepción del todo o la deriva de las injusticias más acuciantes, ocultadas por los intelectuales de la globalización.
*Periodista uruguayo residente en Ginebra, exmiembro de la Asociación de Corresponsales de Prensa de Naciones Unidas (ACANU) en Ginebra. Analista Asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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