Bolsonaro en campaña, desde amenazas de golpe a guerra religiosa

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Juraima Almeida

El ultraderechista presidente brasileño Jair Bolsonaro apela a todas las formas para acceder a la reelección, desde la amenaza del desconocimiento de los resultados electorales de no serles favorables, un  golpe de Estado, un bombardeo permanente de fakenews desde redes sociales y medios, hasta abonar una guerra religiosa desde el gobierno y los templos pentescostales para impedir la victoria del progresista exmandatario Luiz Inacio Lula da Silva..

Serán doce los candidatos a la presidencia, entre ellos cuatro mujeres: Simone Tebet del Movimiento Democrático Brasileño; Vera Lúcia Salgado del Partido Socialista de los Trabajadores Unificado; Soraya Thronicke de Unión Brasil; y Sofia Manzano, candidata por el Partido Comunista Brasileño. En tanto, entre los postulados aparecen dos negros: la ya mencionada Salgado y Léo Péricles, de Unidad Popular.

Sin embargo los dos grandes favoritos a ocupar el Palacio del Planalto son el expresidente progresistas Luiz Inácio Lula da Silva y el actual mandatario ultraderechista y neopentacostal Jair Bolsonaro, quienes dieron inicio el martes a una encendida fase final de campaña, en la que desde el gobierno se invierten millones de dólares para comprar voluntades entre los sectores más necesitados.

La campaña de Bolsonaro para su reelección invierte en el peligroso camino de la “yihad bolsonarista”, la  guerra religiosa,  como parte de  la guerra total  librada contra el expresidente Lula, señala el analista Jeferson Miola. El sábado 13, en Río, Bolsonaro completó su undécima  participación del año en una Marcha por Jesús: un evento evangélico cada 20 días.

En las últimas semanas Bolsonaro ha retomado articulaciones con los líderes evangélicos más sectarios, fundamentalistas y radicalizados. La campaña bolsonarista también intensificó la presencia del presidente y su esposa Michelle en ceremonias y servicios evangélicos, en los que no faltan los incendiarios llamados de manipuladores y charlatanes.

La participación de Bolsonaro en actividades evangélicas, así como graduaciones y condecoraciones para policías y militares, es parte de su agenda principal. Esta singular rutina presidencial sirve como brújula que señala la estrategia de su campaña.

Esta semana fue divulgado un reportaje, en una radio de la cadena Globo, sobre cómo los pastores neopentecostales transformaron a los cultos en espacios de agitación política donde divulgan noticias falsas. La más repetida es que habrá un cierre masivo de templos si gana «el comunismo» a través de Lula.

Las encuestas recientes coinciden en que el ultraderechista presidente tiene consigo a la mayoría de los electores evangélicos mientras Lula se impone en el segmento de los católicos.

La agencia Quaest divulgó esta semana un sondeo en el que Lula tiene el 45 por ciento de las intenciones a nivel general contra el 33 de su adversario con vistas a la primera vuelta del 2 de octubre, Y en caso de haber un ballotage el expresidente sería electo con el 51 por ciento frente el 38 de Bolsonaro. Pero la misma encuesta alerta sobre el crecimiento de Bolsonaro en Río de Janeiro, igualando la intención de voto de Lula.

Recomienzo de campañas

Las campañas electorales comenzaron formalmente el martes 15 con Lula visitando la planta de la automotriz de Volkswagen, en el cordón industrial de San Pablo donde recordó sus orígenes como dirigente metalúrgico, mientras Bolsonaro escogió lanzarse a la reelección en Juiz de Fora, la ciudad del interior de Minas Gerais donde fue apuñalado en 2018, un mes antes de los comicios que lo llevaron a la presidencia.

Los antagonistas evitaron saludarse en el palacio del Tribunal Superior Electoral donde asistieron a la ceremonia más concurrida del año, con la presencia de jueces, gobernadores, legisladores, ministros y militares. Allí estaba el poder.Detrás de la peligrosa batalla brasileña sobre las noticias falsas

Hubo dos mil personas convidadas a la toma de posesión del nuevo jefe del tribunal electoral, el juez Alexandre de Moraes, bajo cuya jurisdicción estarán los comicios donde podrán votar 156 millones de ciudadanos, un padrón que supera las poblaciones de México y Venezuela sumadas. Esa cifra ilustra la magnitud de estos comicios tanto como su impacto en la región.

Si el Partido de los Trabajadores (PT) vuelve al poder con Lula habrá un nuevo impulso a la integración sudamericana a través del Mercosur y regional con el apoyo a la Comunidad de Estados Latinoamericanos y del Caribe (Celac) y al rsurgimiento de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur), principal foro político de la región.

En cambio, la reelección del actual gobernante prolongará la política de sabotaje a las instituciones regionales y aliento a la desestabilización estimulando una suerte de nuevo Plan Cóndor desde el cual se apoyan las intentonas subversivas.

Candidatos negros

Brasil, un país con históricas desigualdades raciales pese a que el 55 por ciento de su población se declara afrodescendiente, tendrá por primera vez en las elecciones presidenciales, legislativas y regionales del dos de octubre una mayoría de negros entre los candidatos. También es récord la cantidad de mujeres e indígenas que se postulan a algún cargo.

De acuerdo al Tribunal Superior Electoral (TSE), de los 28.116 candidatos inscriptos para los comicios de octubre, 14.015 se registraron como afrodescendientes (49,57 por ciento) y 13.914 como blancos (48,86 por ciento). Entre los afrodescendientes, 10.079 se dijeron mulatos (35,65 por ciento) y 3.936 negros (13,92 por ciento).Por primera vez los candidatos negros son mayoría, pese a que su participación ya venía aumentando.

El aumento de la participación de las mujeres y de los negros en las elecciones es atribuido a las políticas de cuotas adoptadas en los últimos años en Brasil. La legislación establece que los partidos tienen que inscribir al menos un 30 por ciento de mujeres entre sus candidatos, porcentaje que solo se alcanzó en 2014.

En las presidenciales, legislativas y regionales de 2018 los resultados reflejaron las desigualdades raciales del país: aunque los negros fueron el 46,56 por ciento de los candidatos tan sólo representaron el 24,36 por ciento de los elegidos.

Así como el número de candidatos negros para las elecciones de este año fue récord, el de indígenas también, con el 0,87 por ciento del total de aspirantes. El número de indígenas inscriptos como candidatos para las elecciones saltó desde 85 en 2014 hasta 133 en 2018 y 175 en 2022.

El número de candidatas mujeres este año también es récord pese a que sólo representan el 33,4 por ciento de los aspirantes y la mitad de los hombres (66,6 por ciento).

* Investigadora brasileña, analista asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

 

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