Crisis económica en Argentina: crecen la inflación y las protestas

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Rodolfo Koé Gutiérrez

La inflación argentina de junio fue de 5,3% y en los primeros seis meses del año acumuló una variación de 36,2%. La suba de precios de los últimos doce meses, alcanzó un 64% y volvió a ser la cifra más alta de las últimas tres décadas, mientras desilusionó a los trabajadores que esperaban un cambio de políticas, el paquete de medidas ortodoxas de ajuste fiscal tomadas por la nueva ministra de Economía, Silvina Batakis.

Las medidas dieron la espalda a la crisis social con 17 millones de pobres y 40 por ciento de la población por debajo de la línea de la pobresa, en medio de una inflación galopante que golpea sobre los bolsillos populares.

Nuevamente las promesas que había hecho el gobierno de Alberto Fernández, quedaron hipotecadas. Las empresas consultoras estiman que la inflación de julio será más alta tras la especulación y remarcación de precios desatada luego de la renuncia del exministro de Economía. Pierde el poder de compra de los salarios y los ingresos.

El vocero del Fondo Monetario Interncional, Gerry Rice, se refirió positivamente al plan anunciado el pasado lunes por Batakis, medidas de un claro corte fiscalista y de ajuste para cumplir con las metas del FMI. «Le damos la bienvenida a los esfuerzos enunciados por la ministra para fortalecer el control del gasto público, de los impuestos y la deuda pública”, enfatizó Rice. Los trabajadores argentinos no piensan lo mismo.

Los movimientos sociales coparon el jueves el centro de Buenos Aires con dos grandes protestas. La Unidad Piquetera marchó del Obelisco a la Plaza de Mayo, mientras que frente al Congreso la UTEP hizo una feria de la economía popular. Con sus diferencias –que no son pocas– expresaron así dos puntos en común: el rechazo a un ajuste del gasto social en momentos en que la inflación, combinada con los altos niveles de trabajo informal y precarizado, viene agravando la pobreza.

Además de rechazar la criminalización de la protesta y la pobreza, levantaron el reclamo de aumento de los planes sociales y sus montos, así como el rechazo al ajuste pactado con el FMI.

Y la intención fue mostrarse unidos contra la judicialización de los militantes sociales, luego de tener, la semana pasada, más de 40 allanamientos a comedores y merenderos populares. La Unión de Trabajadores y Trabajadoras de la Economía Popular (UTEP) exigió la sanción de la Ley General de Tierra, Techo y Trabajo y la creación de una Empresa Nacional de Alimentos, con «propuestas concretas» para «mejorar la realidad de los trabajadores y las trabajadoras que más lo necesitan».

Mientras, la peronista Confederación General del Trabajo (CGT) resolvió la realización de una movilización el 17 de agosto en rechazo a la «inflación» y con el reclamo de «unidad» para resolver los problemas de la economía.

Las organizaciones están mostrando una voluntad de salir a la calle que se viene ampliando. En febrero inició un plan de lucha la Unidad Piquetera, para reclamar contra el congelamiento del programa oficial Potenciar Trabajo, decisión de no otorgar nuevos planes sociales anunciados mientras el exministro de Economía, Martín Guzmán, acordaba con el Fondo Monetario Internacional la refinanciación de la deuda externa.

Si se mira la realidad desde una óptica más completa, la “desconfianza política” forma parte de la misma. Ella viene de la mano con los egos personales y tiene su origen más inmediato en el modelo cultural que sostiene a esta sociedad. Éste está fundado en la competencia más que en la colaboración; más en lo propio e individual, que lo común y compartido.

“El tema de la “desconfianza política” forma parte de una situación que no se puede ignorar. Tampoco se puede negar que la dirigencia política (conservadora, y también buena parte de la progresista) le teme a la rebeldía social. Ella forma parte de nuestra historia y de sus principales acontecimientos de masas”, analiza Juan Guahán.

Guahán, dirigente social, agrega que esa rebeldía social tiene que ver con la escasa o nula presencia del pueblo organizado en los mecanismos de toma de decisiones. Ese vacío es generalmente ocupado por los egos personales, que insensatamente se privilegian, y diversas manifestaciones del poder.

166% de inflación con Alberto Fernández

Según el Observatorio de Políticas Públicas de la Universidad Nacional de Avellaneda (Undav). la inflación acumulada en los últimos dos años y medio fue de 166% si se toma en cuenta el índice de precios al consumidor. Sin embargo, cuando se comienza a hurgar en los detalles, hay algunos rubros que superaron con holgura ese valor y más que triplicaron sus precios con relación a diciembre de 2019.

Más allá de la difundida creencia de que son los alimentos y bebidas los que pican en punta a la hora de los incrementos (por cierto que subieron por encima del promedio), hay otros que subieron todavía a mayor velocidad. En primer lugar en ese ranking se encuentra el sector de vestimenmta y calzado, que acumula una suba del 259% desde el inicio del gobierno de Alberto Fernández.

También quedó por encima de la media el rubro Restaurantes y hoteles, con 197% y un fuerte reacomodamiento a la salida de la pandemia. Alimentos y bebidas sumó 186% en estos dos años y medio, mientras que Transporte acumuló 169%, apenas por encima del promedio.

Entre el primer trimestre de este año y el mismo período del año anterior se crearon, según el último informe de Cuenta de Generación de Ingresos del Instituto nacional de Estadísticas y Cebsos (Indec) 924 mil puestos de trabajo asalariados, lo que marca un . incremento de un 4,9% que se plasmó en una mejora en la participación del salario sobre el valor agregado de la economía de 0,6 puntos porcentuales.

En términos reales se trata de un crecimiento del 1,3%, muy por detrás de la creación de puestos de trabajo. Es que, la reactivación del empleo se concentró especialmente en el trabajo no registrado que creció un 12,5% contra el empleo registrado que lo hizo en apenas un 3,4%.  Los sectores registrados crearon 356 mil puestos de trabajo mientras que los nuevos puestos de trabajo no registrado sumaron 567 mil.

El fenómeno cobra otra dimensión si se toma en cuenta que, a la inversa, del total de puestos de trabajo asalariado existentes, los registrados representan el 68% del total. De este modo lo que se produjo fue un marcado deterioro en la estructura del mercado de trabajo.

Siete de cada diez peones no están registrados

Salario de peones rurales: sube 48 por ciento de acuerdo a UATREEl cese de comercialización convocado por la mesa de enlace de las entidades empresarias rurales tiene entre sus varios y difusos puntos el reclamo contra la supuesta presión impositiva que sufre el sector. Pero, el del 13 de julio del Indec, el sector agrícola es el que ostenta mayores niveles de informalidad en el trabajo. Se trata de una evasión de contribuciones y aportes patronales por un monto multimillonario.

Lo cierto es que más de medio millón de empleados del campo no reciben aportes ni contribuciones patronales. Los salarios representan apenas el 18,6% del valor agregado sectorial.

*Periodista económico argentino, analista asociado a al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)

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