El comercio mundial, el avance tecnológico, el fetiche del capitalismo

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Eduardo Camín

En la era digital, son cada vez más los gobiernos que han adoptado políticas encaminadas a impulsar el crecimiento por medio de la innovación y la modernización tecnológica y las repercusiones económicas a nivel nacional asociadas a la pandemia de la Covid-19 están llevando a los países a fortalecer esas políticas.

Digitalización significa hoy un futuro apremiante, a la vez que una esperanza. El peligro es que cuando una palabra pasa ser el vehículo de todas las aspiraciones sociales, inevitablemente se vacía en cierto grado de contenido. El problema es que la reflexión previa sobre su significado real, material, era y es tan escueta, que podría convertirse en un fetiche más del capitalismo neoliberal.

Un reciente informe, que examinan esas tendencias y el papel que desempeñan el comercio y la Organización Mundial del Comercio (OMC) en este contexto, destaca que  es un hecho real, que el desplazamiento hacia la digitalización y las economías basadas en los conocimientos pone de relieve la creciente importancia de la innovación y la tecnología para el crecimiento económico.

En el marco de las denominadas “nuevas políticas industriales”, las políticas gubernamentales tienen por objeto desplazar la producción nacional hacia las nuevas tecnologías digitales instrumentales y a la vez facilitar la modernización de las industrias maduras.

Antecedentes

En la Declaración sobre el Comercio Electrónico Mundial, adoptada en la Segunda Conferencia Ministerial de mayo de 1998, se pedía el establecimiento de un Programa de Trabajo para examinar todas las cuestiones relacionadas con el comercio electrónico mundial que afectaran al comercio. El mismo fue adoptado por el Consejo General en septiembre de 1998, y desde entonces se celebran debates periódicos sobre el comercio electrónico en varios órganos de la OMC.

Diecinueve años después, en la Undécima Conferencia Ministerial celebrada en 2017, varios grupos de miembros de la OMC con ideas afines formularon declaraciones conjuntas encaminadas a hacer progresar los debates sobre el comercio electrónico, elaborar un marco multilateral para la facilitación de las inversiones, poner en marcha un grupo de trabajo sobre las microempresas, pequeñas y medianas empresas (MiPymes) y avanzar sobre las reglamentaciones nacionales en la esfera del comercio de servicios.

En diciembre de 2020, los Miembros publicaron un texto que serviría de base para futuras negociaciones. La iniciativa ha seguido su camino para lograr avances sustanciales de cara a la Duodécima Conferencia Ministerial de la OMC, prevista para finales de 2021, a posteriori frustrada por el incremento de la pandemia.

La Iniciativa Conjunta sobre el Comercio Electrónico

No obstante, desde enero de 2021, 86 Miembros de la OMC que representan el 90% del comercio mundial, participan en estos debates.  La iniciativa ha sido convocada conjuntamente por losl embajadores George Mina (Australia), Yamazaki Kazuyuki (Japón) y Tan Hung Seng (Singapur).

A su vez, un grupo de Miembros de la OMC mantiene debates por separado en el marco de la Iniciativa Conjunta sobre el Comercio Electrónico. En líneas generales, las negociaciones se basan en una serie de propuestas de texto de los diferentes actores que se distribuyen a todos los Miembros de la OMC. Las mismas se llevan a cabo en un marco en que se combinan sesiones plenarias, grupos de reflexión y reuniones en pequeños grupos.

Las cuestiones planteadas en las comunicaciones de los Miembros se debaten en el marco de seis temas principales: posibilitación del comercio electrónico, apertura y comercio digital, confianza y comercio digital, cuestiones transversales, telecomunicaciones y acceso a los mercados. Los coorganizadores han animado a los participantes a que consideren las oportunidades y los desafíos a los que se enfrentan los Miembros, incluidos los países en desarrollo y los países menos adelantados, así como las pequeñas empresas.

A pesar de los desafíos que plantea la pandemia, las negociaciones han seguido avanzando en formato virtual, ya que con la Covid-19, la necesidad de elaborar normas de alcance mundial sobre el comercio digital se ha hecho aún más urgente.

Una convergencia a la innovación y evolución digital

En muchos países, las políticas gubernamentales tratan de mejorar el entorno empresarial o de orientar la estructura de la actividad económica hacia determinados sectores, tecnologías o tareas en los que las perspectivas de crecimiento económico o bienestar social serán superiores si se llevan a cabo esas intervenciones.

Por lo general, la motivación de los Gobiernos para poner en aplicación políticas en el plano sectorial es impulsar el crecimiento a largo plazo, aumentar los ingresos y la productividad y, de ese modo, promover el emprendimiento, la innovación, la transferencia de tecnología, la capacitación técnica y la competencia como políticas concretas para alcanzar esos objetivos.

El Ministro de Comercio, Turismo e Inversión de Australia, Dan Tehan, los ministros de Relaciones Exteriores y de Economía, Comercio e Industria (METI)de Japón, Yoshimasa Hayashi  y, Koichi Hagiuda, junto al ministro de Comercio e Industria de Singapur, Gan Kim Yong, destacaron la buena convergencia lograda en ocho artículos hasta el momento.

El canciller japonés señaló que «aunque la 12ª Conferencia Ministerial se ha pospuesto, esta negociación sobre el comercio electrónico sigue siendo una de las áreas clave para la OMC como organización que promueve el comercio mundial. Es importante seguir dando resultados a esta negociación, con el objetivo de seguir avanzando en el próximo año”.

Japón ha estado abogando por el concepto de «Flujo Libre de Datos con Confianza (DFFT)» y ve un valor significativo en la realización de este concepto. Al tiempo que mantiene la inclusión de los miembros participantes, Japón, como co-convocante de la iniciativa, continuará acelerando la negociación para lograr un resultado de alto nivel, incluso sobre las reglas de libre flujo de datos.

Los ministros dijeron que los resultados ya alcanzados en áreas importantes de las negociaciones ofrecerían importantes beneficios, incluido el aumento de la confianza del consumidor y el apoyo a las empresas que comercian en línea. Dijeron que organizarían el programa de trabajo de la iniciativa para garantizar la convergencia en la mayoría de las cuestiones para fines de 2022.

Por su parte la Directora General de la OMC, Ngozi Okonjo-Iweala, destaco que «El trabajo realizado promete más estabilidad y previsibilidad para los consumidores y las empresas en un sector de rápido crecimiento de la economía digital. La pandemia ha puesto de relieve la importancia del comercio electrónico como herramienta de inclusión, ayudando a las pequeñas empresas a acceder a los mercados internacionales, en particular a las empresas encabezadas por mujeres», dijo.

En su declaración, los co-convocantes señalaron el apoyo de los participantes en la iniciativa a la continuación de la moratoria multilateral del comercio electrónico. Dijeron que consideraban crucial fuera permanente entre los participantes la práctica de no imponer derechos de aduana a las transmisiones electrónicas. Los co-convocantes destacaron la importancia de apoyar la participación de los miembros en desarrollo y los países menos adelantados (PMA) miembros en la iniciativa, incluida la aplicación de los compromisos.

Navegamos por un mar de dudas; entre la avaricia y el poder

La digitalización de las organizaciones y las empresas significa hoy un futuro apremiante, a la vez que una esperanza. El problema es que la reflexión previa sobre su significado real, material, era y es tan escueta, que podría convertirse en un fetiche más del capitalismo neoliberal.

El desarrollo imparable de la tecnología es inversamente proporcional al crecimiento tanto de perspectiva como de conciencia del ser humano.  El poderoso, cegado por la avaricia y el ansia de poder, contempla los avances técnicos como oportunidades de control para acrecentar y perpetuar el dominio del grupo de poder sobre las clases medias y trabajadoras.

La concentración del know how (saber como hacer) tecnológico en los oligopolios ocasiona un desajuste en el equilibrio de fuerzas entre los estados nación – no tan soberanos – las pymes y sus ciudadanos respecto a estas megacorporaciones, quienes, necesitados de maquinaria industrial de última generación y de algoritmos inteligentes eficientes, además de una infraestructura novedosa y resistente, acaban doblegándose a sus condiciones

El avance tecnológico actual, cuya curva de crecimiento se va tornando cada vez más exponencial respecto al tiempo, puede dar lugar a dos paradigmas de civilización totalmente opuestos. El camino elegido dependerá en gran medida del poderío que ejerza el conjunto de la sociedad –ausente de los debates– sobre los legisladores de las diferentes naciones y el estamento del poder económico. Es nuestra responsabilidad y de nadie más.

Mientras tanto, las videosconferencias siguen en manos de actores secundarios, con los protagonistas principales ajenos, al cinturón de plata bruñida que aprisionara su destino. El objetivo final del avance tecnológico ha de ser el alcance global de su explotación, no el sometimiento derivado de él.

 

*Periodista uruguayo acreditado en la ONU- Ginebra. Analista asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

 

 

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