Ante la inminente campaña electoral, el gobierno argentino no tiene margen para cometer muchos errores
Juan Guahán|
Ante los inicios de la campaña electoral, el gobierno argentino no tiene margen para cometer muchos errores. Resolver la cuestión de las vacunas; activar el mercado; poner plata en el bolsillo de la gente; evitar que se le escape el dólar o la inflación; mostrarse ante los acreedores como un buen administrador, son difíciles tareas.
Este 2021 se realizarán las elecciones legislativas nacionales, pautadas para el 14 de noviembre y las internas de los partidos o coaliciones -Primarias, abiertas, simultáneas y obligatorias (PASO) el 12 de setiembre. Algunos objetivos, para sus necesidades electorales, aparecen como contradictorios. Habrá que ver cómo hace para compaginarlos.
Evitando los riesgos (electorales) de algún cambio de política, en materia de pagos de las “deudas” que reclaman desde los centros de poder, el gobierno logró que los arreglos con el FMI pasen para el próximo año. Algo más compleja se presentaba la situación respecto al vencimiento ya producido con el Club de París.
El default que tenía como última fecha al mes de julio se evitó mediante una negociación y el pago de 430 millones de dólares. El país salió del problema pagando… como siempre. De ese modo la plata que entra, en este caso por las exportaciones del campo, sale rápidamente hacia las arcas del poder financiero mundial.
De generar empleo con las necesarias inversiones… ¡ni hablar! Para ese sector solo está el asistencialismo de los llamados “planes sociales”, el asistencialismo.
Respecto a las dificultades para lograr -con estas políticas económicas- los votos necesarios, el gobierno tiene la respuesta a la que nos tiene acostumbrado. Es la que promueven bajo el lema de: “Meter plata en el bolsillo de la gente”. Ésta cada vez dura menos y pasadas las elecciones volvemos a lo de siempre.
Así se construye la decadencia argentina. Se trata de estimular el consumo, aunque éste sea efímero y nos termine dejando peor que antes. Ante la falta de voluntad política de producir transformaciones reales, como por ejemplo respecto al pago de las “deudas” que nos reclaman, se apela a respuestas efectistas e inmediatas, dejando sin modificar a los problemas estructurales y de largo plazo.
Para los trabajadores en blanco esperan aprovechar la reglamentación del Mínimo No Imponible de Ganancias, elevado a 150 mil pesos (unos 100 dólares al cambio real). Para la otra mitad, que vive de changas, habrá algún bono o algo más modesto que el IFE del año pasado.
Para todos, como un símbolo de la lucha contra la inflación, confían en que se pueda volver al “asadito” -mediante el tema de los precios máximos para siete cortes populares de carnes vacunas- aunque sea por un tiempito. Es bueno recordar que el consumo de carne pasó, en dos años, de 69 a 49 kilogramos anuales per cápita.
Zigzagueo internacional
El zigzagueo, en política internacional, es el modo que tiene el gobierno para abordar esta cuestión. De esa manera se mueve en la política internacional. Mejora las relaciones con Europa, mantiene los fuertes vínculos económicos con China y Rusia y permanece atento al giro que Joseph Biden le quiere dar a la política de EEUU en esta región, siempre avalando la situación que nos encontramos en el “área de influencia” de esa potencia del Norte.
La política de Biden descansa sobre dos pilares: Uno, que no se rompa la continuidad institucional en la región, aunque para ello haya que reprimir torturando y asesinando, como ocurre en Colombia, o violentando la voluntad popular, como lo están intentando en Perú. El otro pilar es contener la creciente influencia china y rusa en la región.
Dentro de esos parámetros y procurando responder a su crítica situación trata de moverse el gobierno argentino. En ese sentido Sergio Massa, presidente de la Cámara de Diputados, es la expresión de la política más cercana a los EEUU, del mismo modo que el cristinismo sintetiza las posiciones y acciones más próximas a China y Rusia.
El apoyo al progresismo es uno de los puntos de confluencia de ambas políticas y es la que le permite a Alberto Fernández presentarse como una posibilidad de diálogo entre EEUU y este tipo de gobiernos o líderes políticos del sur de la región. Esa fue la propuesta que llevó y acordó Massa en su reciente viaje a Estados Unidos.
De allí que este zigzagueo es el efecto lógico de los contradictorios objetivos e intereses de nuestro país en la actual coyuntura internacional.
*Analista político y dirigente social argentino, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
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