La presencia militar británica en Malvinas, una política colonial de 40 años
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Juan Natalizio*
Estos días fue noticia que el primer ministro británico Boris Johnson se comprometió a utilizar las fuerzas armadas para garantizar la seguridad de los 14 territorios de ultramar. La prensa británica filtró un informe elaborado por el área de Defensa y Política Exterior donde se señala que las Fuerzas Armadas se «mantendrán una presencia permanente en las Islas Malvinas, la Isla Ascensión y el territorio británico del Océano Índico». ¿Esto puede sorprender a alguien? No, y tampoco hacía falta este informe inglés.
En la página web de la Royal Navy, la fuerza naval militar de la corona británica, en la sección “operaciones-Atlántico Sur” [1], advierten qué hacen en estas latitudes: “nuestro trabajo es salvaguardar no solo las islas y sus residentes, sino también el acceso de Gran Bretaña a los recursos naturales locales, como el gas y el petróleo”.
Están en Malvinas por los recursos naturales que le pertenecen al pueblo argentino. Los británicos, con su larga historia de guerras para proteger sus intereses y saquear riquezas, tienen una fuerza militar en territorio argentino, y no sólo sabemos del gran potencial armamentístico que poseen sino que además dicen públicamente para qué están.
Por si alguno aún no le quedó claro, la Royal Navy dice “las Islas Malvinas todavía están sujetas a reclamos de soberanía en competencia del Reino Unido y Argentina. La presencia constante de la Royal Navy en la región sirve como un potente recordatorio del estatus de la cadena de islas como Territorio Británico de Ultramar”. Ese recordatorio en realidad es una amenaza militar para la Argentina y la región.
En las Islas hay varias bases militares y no una como se suele señalar cuando se habla de la base de Monte Agradable. A ésta hay que sumar la base naval de Bahía Agradable, una base de lanzamiento de misiles y el sistema de radares.
Además, durante el 2020 los británicos inauguraron un puerto en las Islas Georgias del Sur, un punto logístico clave. “El Reino Unido tiene una sola condición: el poder nace de la boca del fusil. Y de ahí en adelante negocian o no”, señaló el diplomático Guillermo Rossi en el primer Congreso Latinoamericano “Malvinas una causa de la Patria Grande” que organizó el Observatorio Malvinas UNLa en el 2010 [2].
El 2 de abril del 2014, la por entonces presidenta Cristina Fernández sostuvo que “desde Malvinas se maneja todo el despliegue militar británico (…) del Atlántico Sur, y también los sistemas de inteligencia electrónica. Esto no lo podemos desconocer, las Islas Malvinas se encuentran entre los territorios más militarizados del mundo” [3].
Además, sobre la “Fortaleza Malvinas”, como se denomina a las bases militares británicas en las islas, el entonces diputado Guillermo Carmona y la exembajadora en el Reino Unido Alicia Castro denunciaron en 017 el armamento de las Fuerzas Armadas de la Reina Isabel II:
Pero, en este breve repaso de toda la información que hay de la presencia militar británica y del conflicto que tiene Argentina, importa recordar un documento de la Subcomisión de Seguridad y Defensa del Parlamento Europeo publicado en el 2009 con el título “El estado y ubicación de las instalaciones militares de los Estados miembros de la Unión Europea y su potencial papel para la política europea de seguridad y defensa (PESD)”
Se puede observar la cantidad de bases militares que tiene la “Unión Europea” (en realidad de Gran Bretaña y Francia países agresores, y una de España) a disposición para despliegue militar, demostrando su capacidad de intervención en todo el planeta.
Malvinas es un punto estratégico para la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) para el control de los recursos naturales y el mar, es estratégico para el cruce oceánico Atlántico-Pacífico y proyección antártica, pero como señaló César Trejo, combatiente de Malvinas y director del Observatorio Malvinas UNLa, el 40% del territorio argentino está ocupado por una potencia extranjera.
Malvinas, añadió, “es una base de la OTAN y los británicos la administran. Allí son entrenadas las fuerzas que luego son destinadas a participar en diversas empresas colonialistas, sobre todo en Medio Oriente” [4].
Argentina tiene un enemigo y es el Reino Unido
No sólo se trata de una amenaza militar y del saqueo de los recursos naturales, sino que además el Reino Unido continúa haciendo la guerra a Argentina por distintos medios, como por ejemplo bloqueando la compra de aviones o repuestos para los buques argentinos.
El destructor ARA Heroína hace más de diez años que no navega por esta medida británica. Otro ejemplo fue la denuncia del Ministro de Defensa Agustín Rossi cuando Gran Bretaña intervino para que la empresa KAI no venda aviones a la Argentina.
A nadie puede, o en realidad debería, sorprender un informe de Defensa y Política Exterior de las Fuerzas Armadas británicas en el que se refieren a las Malvinas o hablan de aumentos militares. Lo que aún llama la atención es que desde la política argentina se espere que el Reino Unido se siente a dialogar por decisión propia o por alguna declaración internacional.
Hay que entender que Argentina tiene un conflicto con aquel país, y desde ya, que se debe impulsar el diálogo, pero como señaló el especialista en Atlántico Sur y Pesca, César Augusto Lerena: “Entre la diplomacia y la acción bélica hay un sinnúmero de acciones para recuperar el ejercicio pleno de la soberanía en Malvinas. La diplomacia ‘no es el único camino’ y hace 56 años al menos que transitamos sin éxito ese camino”.
Sobre las declaraciones del primer ministro inglés Boris Johnson, el ministro de Defensa Agustín Rossi señaló, en El Destape Radio, que “la posición de Inglaterra en Malvinas tiene que ver con su posición en el Atlántico Sur, en la Antártida y en el estrecho de Magallanes. Y tenemos que reforzar nuestra posición ahí”.
El presidente de la Nación, Alberto Fernández, en la apertura de sesiones a principio de este mes volvió a marcar el camino,allí afirmó que “es prioridad de nuestro gobierno reivindicar la recuperación de la soberanía en las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sándwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, como así también la defensa de los recursos naturales en el Atlántico Sur”.
En esta línea, resulta auspiciosa la derogación de las Directivas de Política de Defensa Nacional (DPDN) del gobierno neoliberal anterior, mientras se aguarda la presentación de una nueva directiva, con énfasis en el “empleo activo de las FFAA en la paz, abocadas a la vigilancia y control de los espacios soberanos de jurisdicción terrestre, marítima, aeroespacial y cibernético, en forma permanente” [5].
Sucede lo mismo con la reciente creación del Comando Conjunto del Mar y los esfuerzos públicos por construir el Polo Logístico Antártico en Ushuaia (en la austral provincia de Tierra del Fuego).
En síntesis, Argentina debe encarar por todos los medios la ocupación británica en Malvinas, dándole impulso a una política de defensa con capacidad de presencia, control y disuasión en el mar y la Antártida. Se deben que romper los acuerdos con empresas británicas, y dar por terminado el Acuerdo de Madrid I y II y los Acuerdos Foradori-Duncan, sabiendo que el Estado argentino no puede y no debe tener negocios con el usurpador de su territorio.
Pero todo empieza por entender que Argentina tiene un enemigo: el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.
Notas
[1]https://www.royalnavy.mod.uk/news-and-latest-activity/operations/south-atlantic/atlantic-patrol-tasking-south
[2] http://www.unla.edu.ar/documentos/observatorios/malvinas/1er_congreso.pdf
[3] https://www.cfkargentina.com/malvinas-otan-cristina-kirchner-dia-del-veterano/
[4]https://www.labatallacultural.org/revista-hegemonia/adelanto/14560/?fbclid=IwAR2P02LfIwj9i4jxJllaQfy7x1M63A-YZtsLQVNhH7fjNyZtBG4RTofQYGM
[5] https://www.infobae.com/opinion/2020/11/01/una-estrategia-militar-para-la-defensa-nacional/
*Periodista e investigador especializado en el conflicto del Atlántico Sur, Integrante del Observatorio Malvinas de la UNLa, Conductor de Malvinas Causa Central (Radio Megafon UNLa). Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)