Un año de Lenin Moreno, camino a la descorreización/Um ano de Lenín Moreno, no caminho da ‘descorreização’
Eloy Osvaldo Proaño-CLAE|
Este 24 de mayo se cumplió el primer año del gobierno de Lenin Moreno, quien tomó distancia de la Revolución Ciudadana del expresidente Rafael Correa, y hoy las circunstancias del Ecuador son absolutamente distintas.
La consulta popular convocada por Moreno provocó una convergencia inédita de fuerzas sociales, los más influyentes medios de comunicación privados, partidos de la derecha, las cámaras de la producción y las elites económicas nacionales, clamando por la descorreización del Estado y de la sociedad, magnificando la corrupción en el gobierno anterior.
Tras la consulta, Lenin Moreno ha dado un giro conceptual hacia la empresa privada y decidió apoyarla para su crecimiento, permitiendo que las cámaras de la producción impongan que la ruta a seguir sea la del mercado, la inversión de capitales, la recepción de capital extranjero, los tratados de libre comercio y acuerdos bilaterales de inversión, y, sobre todo, el desmantelando las capacidades del Estado.
Antes, el eje progresista estuvo en que el Estado fuera un eje dinamizador y regulador de acuerdo a la Constitución del 2008. Asimismo, los movimientos sociales. activos en el gobierno anterior -y muchas veces ignorados o invisibilizados- se encuentran de cara a un nuevo esquema laboral con medidas flexibilizadoras y precarizadoras del trabajo.
Pero también es cierto que varios líderes de movimientos obreros hicieron alianzas con dirigentes de la elite empresarial, hablaron de la necesidad de por votar contra Correa, lo que significaba en definitiva votar por la candidatura del exbanquero Lasso. En la campaña electoral del 2017, partidos marxistas se pronunciaron por el voto por Lasso, para que no existiera continuidad con Correa. Y algunos movimientos sociales pasaron a la oposición, señalando que Correa los había dividido o perseguido.
El referéndum y la consulta que se hicieron para intervenir en la quinta función del Estado, la de trasparencia y control social, también ha abierto el campo para que la institucionalidad, que fue heredada, ahora pase a otras manos, pase a ser dirigida en función de lo que el Consejo de Participación Ciudadana y Control Social (CPCCS-T) de transición está estableciendo, señala el historiador Juan J. Paz y Miño Cepeda.
La supresión de varios ministerios coordinadores, el replanteamiento del papel de las Fuerzas Armadas y la revisión de los conceptos de Seguridad Nacional, más la disminución de las capacidades estatales para efectos de favorecer el desarrollo, son apoyados por la prensa privada, dirigentes financieros e industriales y de la derecha vernácula.
Sin lugar a dudas, una de las medidas que respaldan la gestión de Lenin Moreno es la lucha contra la corrupción, con casos del gobierno anterior que la ciudadanía no conocía y que se han dilucidado, descuidando la corrupción privada, más significativa.
Paz Miño recuerda que si bien la corrupción en torno a los sobornos de la constructora brasileña Odebrecht alcanza los 38 millones de dólares, los millonaros adeudan al Servicio de Rentas Internas (SRI) 2.260 millones de dólares, y tienen más de 30.000 millones de dólares en paraísos fiscales. Y está en debate un proyecto de ley que quiere perdonar las deudas tributarias, fiscales y la deuda al Instituto Ecuatoriano de Seguridad Social (IESS).
Quieren, quizás, tapar las corrupciones privadas de magnitudes sin precedentes y aún impunes, como la sucretización de las deudas empresariales en 1983 y 1987, que perjudicó al Ecuador en 4.462 millones de dólares; o la crisis, salvatajes y feriado bancario entre 1999 y 2000, que costó al país 6.170 millones de dólares, además de la ruina social, con el derrumbe de las condiciones de vida y una emigración galopante de ecuatorianos.
Desde la consulta, dice el excanciller Kinto Lucas, el de Moreno es un gobierno débil, que ya gastó su carta política fundamental que era la consulta. A eso habrá que sumar los reclamos de los distintos sectores, difíciles de cumplir a todos por lo contradictorias. Se ha destapado la voracidad de todos los grupos políticos y económicos unidos por el anticorreísmo, lo que dificulta que Moreno pueda seguir un camino “independiente”.
“Si Moreno intentó establecer mejores relaciones que Correa con la izquierda socialista y ecologistas y con los indígenas y si encarceló por corrupto al vicepresidente Jorge Glass, que Correa le había dejado para controlarlo, no hizo más que cumplir con su mandato, señaló el analista Guillermo Almeyda.
Correa rompió su partido (Alianza PAÍS) para defender su posible retorno a la presidencia, no en nombre de principios. El extractivismo, con Correa y con Moreno, es siempre el mismo: difunde los valores del capitalismo que hace entrar en las comunidades campesinas e indígenas, hipoteca el futuro al destruir no sólo el ambiente, sino también las relaciones comunales y comunitarias, de solidaridad, la democracia en las aldeas, añade.
Sin dudas, existe una intención de “descorreización”, término usado en principio por la derecha para tratar de desmontar lo que se hizo en la década anterior, que hoy parece navegar en aguas lejanas a la izquierda y el progresismo. Correa, con la Constitución de 2008, fijó las bases de una reelección, lo que fue desmontado por voto público en el referéndum.
Lenin Moreno reivindica, a través del diálogo, la necesidad de construir un país diferente, lo que ha sido muy bien aprovechado por la elite empresarial y las derechas políticas. Para muchos analistas, las expectativas de continuidad se perdieron, definitivamente están cortadas, y las políticas económicas que plantean las cámaras son de menos impuestos, recortes del gasto público, revisión de la deuda externa, en función de que el mercado se libere, en un retorno, quizá, al Ecuador de los años 1980 y 90.
Quizá es más importante -en un análisis regional-, la ruptura con el latinoamericanismo, con un giro hacia una visión más continentalizada, más abierta hacia Asia-Pacífico, Europa, la globalización, en aras de una continentalización hegemonizada por las ideas del capital transnacional y de la globalización, como ejes de lo que el Ecuador debiera hacer en términos de apertura al mundo, que es un criterio muy particular de la élite empresarial del Ecuador y de todos los países latinoamericanos, indica Paz y Miño.
A Correa –junto a su prepotencia y ego- lo ejecutaron políticamente con un mecanismo de participación popular, la consulta, que él mismo utilizó siete veces en una década. Ante la prohibición de volver a ser candidato a Presidente, habrá que ver cuál es su futuro político. Lenin Moreno navegó un año en la presidencia, en un país que no es el mismo que en los diez años anteriores.
**Analista e investigador ecuatoriano, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la)
EN PORTUGUÉS
Um ano de Lenín Moreno, no caminho da ‘descorreização’
Por Eloy Osvaldo Proaño
Neste 24 de maio cumpriu-se o primeiro ano do governo de Lenín Moreno, que tomou distância da Revolução Cidadã do ex-presidente Rafael Correa, e hoje o panorama no Equador é absolutamente diferente.
A consulta popular convocada por Moreno provocou uma convergência inédita de forças sociais, os mais influentes meios de comunicação privados, os partidos de direita, as câmaras de produção e as elites econômicas nacionais, clamando pela descorreização do Estado e da sociedade, magnificando a corrupção no governo anterior.
Após a consulta, Lenín Moreno deu um giro conceitual a favor da empresa privada e decidiu apoiá-las em duas demandas por crescimento, permitindo que as câmaras de produção imponham suas ideias sobre qual caminho se deve seguir a respeito do mercado, dos investimentos de capitais, da recepção de capital estrangeiro, dos tratados de livre comércio e acordos bilaterais de investimentos, e sobretudo sobre o desmantelando das capacidades do Estado.
Antes, o eixo progressista esteve na ideia de que o Estado fosse o dinamizador e regulador do acordo social, a partir da Constituição de 2008. Agora, os movimentos sociais, ativos no governo anterior – mas muitas vezes ignorados ou invisibilizados e também por isso nem sempre favoráveis àquele governo –, se encontram com um novo sistema, onde o trabalho se vê invadido por medidas de flexibilidade e precarização.
Mas também é verdade que vários líderes de movimentos operários fizeram alianças com dirigentes da elite empresarial, e hoje em dia falam da necessidade de ser contra Correa. Na campanha eleitoral de 2017, partidos marxistas se pronunciaram a favor do banqueiro Guillermo Lasso, principal adversário de Moreno, para que não existisse uma continuidade do correísmo. Alguns movimentos sociais passaram à oposição, reclamando que Correa os havia dividido ou perseguido.
“A consulta popular realizada em fevereiro foi uma forma de intervir na quinta função do Estado, a da transparência e controle social, mas também abriu o campo para que a institucionalidade herdada do governo anterior agora passe a outras mãos, e que seja dirigida em função do que o Conselho de Participação Cidadã e Controle Social está estabelecendo”, relata o historiador Juan Paz y Miño.
A supressão de vários ministérios coordenadores, o replanejamento do papel das Forças Armadas e a revisão dos conceitos de Segurança Nacional, além da diminuição das capacidades estatais para efeitos de favorecer o desenvolvimento, são medidas apoiadas pela imprensa privada, dirigentes financeiros e industriais, e pela direita vernácula.
Sem dúvidas, uma das medidas que respaldam a gestão de Lenín Moreno é a luta contra a corrupção, com casos do governo anterior que a cidadania não conhecia e que foram elucidados, mas sem tocar nos casos da corrupção privada, que são mais significativos.
Paz y Miño recorda que, embora a corrupção a respeito da propina da empreiteira brasileira Odebrecht seja de 38 milhões de dólares, outros milionários equatorianos e estrangeiros acumulam uma dívida junto ao Serviço de Rendas Internas (SRI, equivalente à Receita Federal no Brasil) de 2,3 bilhões de dólares, e têm mais de 30 bilhões de dólares em paraísos fiscais. Ademais, está em debate um projeto de lei que visa perdoar essas dívidas tributárias e fiscais, além da dívida para com o Instituto Equatoriano de Seguridade Social (IESS, equivalente ao INSS brasileiro).
Isso deixa a impressão de que talvez a ideia seja esconder a corrupção privadas, cuja magnitude não tem precedentes, inclusive pelo aspecto da impunidade, mesmo considerando casos históricos, como os da nacionalização das dívidas empresariais, em 1983 e 1987 – quando os governos da época transformaram dívidas em dólares em pagamentos em moeda local, o que prejudicou o Estado equatoriano em 4,4 bilhões de dólares –, ou os esforços de resgates do sistema bancário, entre 1999 e 2000 – que custou ao país 6,2 bilhões de dólares. Sem contar a ruína social que esse tipo de corrupção impõe sobre as condições de vida dos equatorianos.
Segundo o ex-chanceler Kintto Lucas, o governo de Moreno é muito frágil, e essa debilidade vem se mostrando evidente desde fevereiro, quando gastou sua carta política fundamental, que era a consulta. Além disso, também não sabe lidar com as distintas demandas que surgem de diferentes setores, e que são difíceis de resolver, já que muitas se contrapõem. Essa dinâmica faz com que a voracidade de todos os grupos políticos e econômicos que em algum momento se uniram em torno de Moreno a partir do anticorreísmo, torne mais difícil a tentativa de Moreno de seguir um caminho “independente”.
“Se Moreno quer estabelecer melhores relações que Correa com a esquerda socialista e ecologistas, e também com as comunidades indígenas, e se prendeu o próprio vice-presidente Jorge Glas por corrupto, aquele que Correa havia deixado para controlá-lo, não fez mais que cumprir com o seu mandato”, comenta o analista Guillermo Almeyda.
Correa dividiu o seu partido (Aliança PAÍS) para defender seu possível retorno à presidência, não em nome de princípios. O extrativismo, com Correa e com Moreno, mantém sua hegemonia, difunde os valores do capitalismo, prejudica as comunidades camponesas e indígenas, hipoteca o futuro ao destruir o ambiente e as relações comunitárias, de solidariedade, além da própria democracia nas aldeias.
Sem dúvidas, existe uma intenção de “descorreização” por parte do atual governo. Esse termo usado pela direita durante a campanha de 2017, para descrever o desmantelamento do realizado no governo anterior, agora é adotado por um novo governo que hoje parece navegar em águas distantes da esquerda e do progressismo. Correa, na Constituição de 2008, deixou as bases para a possibilidade de uma reeleição, o que foi desarticulado a partir do resultado da consulta de fevereiro.
Lenin Moreno reivindica, através do diálogo, a necessidade de construir um país diferente, o que tem sido muito bem aproveitado pela elite empresarial e pela direita política. Para muitos analistas, as expectativas de continuidade se perderam, estão definitivamente cortadas, e as políticas econômicas apresentadas são de menos impostos, cortes do gasto público, revisão da dívida externa, todas pensadas em função de uma maior liberação do mercado, num retorno, talvez, ao Equador dos Anos 80 e 90.
“Talvez é mais importante – numa análise regional – a ruptura com o latinoamericanismo, com uma guinada a uma visão mais aberta à Ásia-Pacífico e à Europa, aceitando os conceitos hegemonizados do capital transnacional e da globalização como eixos do que o Equador deve fazer em termos de abertura ao mundo, que é um critério muito particular da elite empresarial equatoriana e de todos os países latino-americanos”, indica Paz y Miño.
Correa – junto com sua prepotência e ego – foi executado politicamente, através de um mecanismo de participação popular, a consulta de fevereiro. Ironicamente, uma estratégia que ele mesmo utilizou sete vezes em uma década de governo. Agora, com a impossibilidade se candidatar novamente à Presidência, terá que calcular qual será o seu futuro político. Lenín Moreno navegou por um ano no cargo, em um país que já não é o mesmo que foi nos dez anos anteriores.
Eloy Osvaldo Proaño é analista político equatoriano, investigador do Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)