Ni el establishment financiero cree en Macri/ Nem o establishment financeiro acredita mais em Macri

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Rubén Armendáriz|

Luego de una jornada al rojo vivo con el dólar en alza y el temor a un estallido social, el gobierno argentino recurrió nuevamente a las tasas de interés para intentar frenar la corrida cambiaria y  el Banco Central la colocó en 40 por ciento un día después de haberlas llevado a 33,25%.

“Puede que sea momento de salir de la Argentina”, aseguró la revista Forbes, y la preocupsación por la fue la nota principal de la página web del londinense Financial Times. aLa agencia Bloomberg, especializada en finanzas, aseguró que los inversores cuestionan la credibilidad del Banco Central, mientras que El País de España tituló “Jueves negro para el peso argentina, que pierde casi el 9% de su valor”.

También los economistas del establishment argentino cuestionaron con dureza al gobierno a través de las redes sociales, algunos de ellos pidiendo cambios en el gabinete económico, quiz´ esperando que el presidente Macri los llame al gobierno.

Para Forbes, los problemas macroeconómicos del país representan un peligro para los inversores a pesar de las altas tasas de interés que el Banco Central mantiene para contener la escalada de la divisa estadounidense. “Todos creían en el gobierno de Mauricio Macri.  Él estaba haciendo lo correcto.  De hecho ya estaba regresando a los mercados de capital con abrazos de bienvenida. La recepción ahora se está enfriando”, señaló el columnista  Kenneth Rapoza.Argentina fue la noticia principal de Financial Times y también sobresalió en Forbes.

Y no tuvo contemplaciones: “Es hora de irse de Argentina y salir corriendo (…)inversores todavía quieren ver crecimiento y Argentina no logra producirlo”, remarcó.

El Financial Times remarcó que la intervención bancaria no logró detener una caída pronunciada del peso, e indió que la escalada del dólar estadounidense y la perspectiva de alzas de tasas por parte de la Reserva Federal debilitaron las monedas de los mercados emergentes en todo el mundo, pero pocas monedas han sido tan golpeadas como el peso argentino.

El informe de expectativas del mercado publicado el jueves 3 por el Banco Central pareció haber sido escrito muchas semanas atrás. Hecho en base a la opinión de las consultoras, arroja proyecciones que resultan sorprendentes… o dibujadas, con el dólar para fin de año en 22,60 pesos, cuando cerró en un pico de 23,30 pesos.

El pronóstico de la tasa de interés de referencia para mayo fue de 30,25 por ciento, pero el Banco Central la colocó el jueves 3 en 33,25 y el viernes 4 en 40%.

Según los datos oficiales, hasta el 30 de abril de 2018, se fugaron (esto es, compran dólares y lo sacan del circuito económico argentino) 47.000 millones de dólares, que ahora se acrecientan con los que el Banco Central vendió esta semana y que van a seguir vendiendo porque el gobierno tiene los principales precios dolarizados y si sube el valor del dólar (devaluación), impacta de lleno en el costo de vida de la población y de las empresas verdaderamente productivas y no de maletín.

Este viernes 4 el gobierno anunció la persistencia del lineamiento que deterioró la economía en los dos años recientes y la profundización de un ajuste fiscal destinado a enfriar la circulación monetaria callejera y, en definitiva, a arrasar definitivamente con la industria, el comercio –en suma, el trabajo- con el objetivo de derivar las riquezas nacionales hacia un puñado de particulares -que operan como funcionarios- y de las corporaciones rentísticas que los sostienen en esos puestos, señala el analista Gabriel Fernández.

El ministro de Hacienda Nicolás Dujovne anunció una reducción de la meta de déficit fiscal para este año de 3,2 a 2,7%, con lo cual ratificó que la respuesta a cualquier cimbronazo que sufran la economía y las finanzas seguirá siendo el ajuste, en este caso un recorte de 30 mil millones de pesos que originalmente habían sido previstos para obra pública.  “Nos duele porque uno no quiere tocar la obra pública”, dijo pero aseguró que “la única manera que tenemos (de bajar el déficit fiscal) es con una reducción gradual del gasto público”.

 

Hasta el arribo de la CEOcracia macrista, Argentina no tenía problemas fiscales y promovía la inversión productiva con presencia estatal, el consumo, el comercio y la industria. Este gobierno desfinanció al Estado –exención impositiva para los grandes productores primarios y reducción del poder de compra popular- y relevó esos ingresos genuinos por deuda. «Como dice el Presidente, la Argentina no puede seguir viviendo de prestado. Tenemos un programa muy claro de convergencia hacia el equilibrio fiscal, donde queremos dejar de emitir deuda y depender de los mercados, dijo sin ronrojarse

Para el economista Horacio Rovelli, el gobierno de Macri solamente puede superar la restricción externa y las inconsecuencias del modelo que aplica, endeudándose y ofreciendo pingues negocios al capital más concentrado, y en ese marco no puede existir proyectos de inversión productiva.

Se prioriza lo financiero, a costa de un mercado interno que se achica, se concentra y se extranjeriza, con lo que condena a amplias franjas de la población a la desocupación y a la pobreza, que crece día a día. Hay demasiados llamados de atención sobre un nuevo estallido social.

Rescatamos el del jefe de la policía de la Provincia  de Buenos Aires, Fabián Perroni: “La violencia permanente de los delincuentes es producto de la droga, pero también hay una situación social que hace que la persona que tenga la necesidad de comer delinca. Hay gente que delinque –que antes no lo hacía– por una necesidad, por un apremio económico”.

¿La pobreza y la exclusión extrema llevan a que muchas personas salgan a robar para comer?, le preguntaron en un reportaje radial. “Sí, por supuesto. Y se está trabajando sobre esto, porque es el delito que menos está bajando”.

* Periodista y politólogo uruguayo, asociado al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE, www.estrategia.la).


EN PORTUGUES

Nem o establishment financeiro acredita mais em Macri

A prioridade ao mercado financeiro tem como efeito colateral a diminuição do mercado interno, que se concentra – e em mãos estrangeiras -, o que condena a amplos setores da população ao desemprego e à pobreza, que cresce todos os dias, assim como crescem os indícios de que uma nova revolta social pode explodir em breve

Por Rubén Armendáriz

Após mais uma semana com o dólar em disparada e o temor de uma revolta social, o governo argentino mexeu novamente na taxa de juros, para tentar frear a corrida cambiária – o Banco Central elevou duas vezes a taxa neste mês que mal começou: a 33% na quarta, e a 40% no dia seguinte.

“Pode ser que este seja o momento de sair da Argentina”, assegurou a revista Forbes. A mesma tese foi apresentada por uma matéria de destaque da página web do Financial Times. A agência Bloomberg, especializada em finanças, assegurou que os investidores questionam a credibilidade do Banco Central argentino, enquanto o El País, da Espanha, publicou a seguinte manchete: “quinta-feira negra para o peso argentino, que perde quase 9% do seu valor”.

Até mesmo os economistas do establishment argentino questionaram o governo com dureza, através das redes sociais. Alguns deles pedindo mudanças na equipe econômica, talvez esperando que o presidente Macri os chame para o gabinete.

Para a Forbes, os problemas macroeconômicos do país representam um perigo para os investidores, apesar das altas taxas de juros que o Banco Central mantém para conter a escalada da divisa estadunidense. “Todos acreditavam no governo de Mauricio Macri. Ele estava fazendo o certo. Aliás, já estava levando a Argentina de volta aos mercados de capital com abraços de boas vindas. A recepção agora está esfriando”, analisou o colunista Kenneth Rapoza, que concluiu sem nenhuma complacência: “é hora de fugir da Argentina, de sair correndo (…) investidores ainda querem ver crescimento, e a Argentina não é capaz de produzi-lo”.

O Financial Times afirmou que a intervenção bancária não conseguiu conter a forte queda do peso, e indicou que a escalada do dólar estadunidense e a perspectiva de novos aumentos das taxas por parte da Reserva Federal debilitaram as moedas dos mercados emergentes em todo o mundo, embora poucas tenham sido tão afetadas como aconteceu agora com o peso argentino.

O informe de expectativas do mercado, publicado nesta quinta-feira (3/5), pelo Banco Central argentino, parecia ter sido escrito há muitas semanas atrás. Feito com base em opiniões de consultorias, mostrando projeções surpreendentes: por exemplo, apontava um dólar que chegaria a 22,60 no fim do ano, sendo que ele já chegou a bater nos 23,30 durante esta semana, e previa taxa de juros de referência de 30,25% para maio, e ela já está na casa dos 40%.

Segundo os dados oficiais, até o 30 de abril de 2018, cerca de 47 bilhões de dólares fugiram do circuito econômico argentino. Além de outros muitos que o Banco Central teve que vender esta semana, e que seguirá vendendo, porque o governo mantém os principais preços dolarizados, e se sobe o valor do dólar (desvalorizando o peso) isso impacta diretamente o custo de vida da população e o custo de operação das empresas verdadeiramente produtivas e não de fachada.

Para o economista Horacio Rovelli, o governo de Macri só poderá superar a restrição externa e as inconsequências do modelo que aplica se endividando ainda mais e oferecendo grandes negócios ao capital mais concentrado, o que acaba com quase toda possibilidade de investimento produtivo.

A prioridade ao mercado financeiro tem como efeito colateral a diminuição do mercado interno, que se concentra – e em mãos estrangeiras –, o que condena a amplos setores da população ao desemprego e à pobreza, que cresce todos os dias, assim como crescem os indícios de que uma nova revolta social pode explodir em breve.

Resgatamos uma declaração do chefe da polícia da Província de Buenos Aires, Fabián Perroni: “a violência permanente dos delinquentes é resultado da droga, mas também há uma situação social que faz com que a pessoa que tenha a necessidade de comer cometa um crime. Tem gente que faz coisas que antes não fazia, e o faz por uma necessidade, por viver sob precariedade econômica”. O repórter da rádio então perguntou se a pobreza e a exclusão extrema levam muitas pessoas a roubar para comer, e a resposta foi clara: “claro que sim, e estamos trabalhando a respeito, porque é o tipo de crime cujos índices não estamos conseguindo baixar”.

Rubén Armendáriz é jornalista e cientista político uruguaio, analista do Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)
www.estrategia.la

 

 

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