Las varias lecturas de las elecciones internas del Frente Amplio uruguayo

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Rubén Armendáriz| Pese a que desde hace años se ha tratado de desmovilizar a las bases del Frente Amplio, de vaciar los organismos de participación, de saltearse la democracia interna, la coalición progresista logró elegir sus distintos organismo. La participación de las bases en la orgánica del Frente Amplio ha sido de las cosas más denostadas por la prensa, el statu quo y no pocos actores políticos, de dentro y de fuera del Frente.

Centro de todas las especulaciones posibles, estas elecciones internas despertaban varias expectativas ante la acefalía que sufría la coalición  que desde hace más de una década está en el gobierno del Uruguay. Sobre todo para tener una idea más clara de la fuerza de cada grupo dentro del FA.

Los resultados definitivos de las elecciones del 24 de julio, señalan como ganador a Javier Miranda, apoyado por los sectores menos progresistas del Frente, como el Frente Liber Seregni y los principales miembros del gabinete del presidente Tabaré Vázquez, con  el 32% de los sufragios. Segundo resultó el joven expresidente de la Cámara de Diputados, Alejandro “Pacha” Sánchez, del Movimiento de Participación Popular (MPP) con 25,7%. Roberto Conde, exsecretario general del Partido Socialista, un independiente con apoyo del Partido Comunista, el PVP y de Izquierda en Marcha, quedó tercero con cuatro puntos porcentuales menos. Y cuarto, lejos, José Bayardi, de la Vertiente Artiguista,- con un 5,7% de los votos.uru fa elecciones

Muchos analistas veían a Miranda, antes de las elecciones, como el candidato del que menos se podían esperar acciones para reactivar y renovar al FA, y hoy esperan poco de su desempeño en la presidencia, señala La Diaria.

Se tenía conciencia de que se iba a producir una votación baja. Incluso la elección debió ser postergada por falta de entusiasmo entre los frenteamplistas. Lo cierto es que cuantas menos personas participaran en la decisión, mayor proporción de votos beneficiaría a la ortodoxia más tradicional de un Frente Amplio cuyo cuadro dirigente fue perdiendo contacto con la bases.

La conducción del FA venía de una prolongada acefalía tras la renuncia de la senadora socialista Monica Xavier a la presidencia. En estos comicios internos, que quisieron ser invisibilizados por la prensa hegemónica, se dirimió también la representación de los distintos sectores y bases en el Plenario Nacional y la Mesa Política del Frente Amplio, el colectivo de conducción, según los estatutos. No pocas veces se ha tratado de desinformar sobre que significa el aparato deliberativo del FA en la democratización del mismo.

Se esperaba una manifestación del importante malestar ante la gestión del gobierno encabezado por Tabaré Vázquez  y de su ministro de Economía y Finanzas, Danilo Astori. Y se recogió una respuesta sobre la opinión de la bases sobre la gestión de los aparatos partidistas. El malestar incluye las críticas por la débil dinámica consultiva de cara a medidas adoptadas últimamente por el Ejecutivo, algunas de ellas –como la adhesión al TISA- rechazada por el Plenario del FA y por la central sindical unitaria PIT CNT.

En una entrevista, el mismo día que fue anunciada su victoria, Miranda reafirmó una idea que indica la existencia de una «oligarquía» dentro del Frente.  ¿Lo dirá por las bases? ¿Por el Plenario Nacional? Porqué no estaría bien olvidar que a los resultados respetables que le dieron la victoria a Miranda, también otros -también respetables- le dieron a los sectores y las bases los mandatos soberanos para ocupar el Plenario nacional y la Mesa Política del Frente.

Miranda contó con el apoyo del astorismo y es posible suponer que a la conducción del Ejecutivo nacional le viene mejor su victoria que la de cualquiera de los otros candidatos.

Los errores de la izquierdafotapa

El grupo político que apoyó a Miranda (el Frente Liber Seregni, compuesto por Asamblea Uruguay, Nuevo Espacio y Alianza Progresista) quedó muy por detrás del MPP y el PC en cantidad de representantes en el Plenario Nacional, lo que hará difícil una tarea de atenuar las múltiples tensiones que hoy afectan a la relación entre el Frente y el gobierno de Vázquez-Astori.

Los resultados más favorables fueron para el Movimiento de Participación Popular (MPP), con el 22,9% de los votos (primera minoría), seguida por el Partido Comunista (16,52%) y por el Partido Socialista que quedó tercero con el 13,03% de los sufragios. La cuarta casilla fue para Asamblea Uruguay con el 10,74% y muy por detrás quedaron los restantes 17 espacios políticos, entre los que destacan Casa Grande (5,43%), Nuevo Espacio (4,55%), Alianza Progresista (4,20%) y la lista 711, encabezada por el Vicepresidente Raul Sendic (4,18%), en un claro retroceso..

Los candidatos (Álvarez y Conde) y los sectores de la izquierda fueron –divididos- con la idea de arreglar el Frente, y de renovar la dinámica frenteamplista. Sumados sus votos superan ampliamente al vencedor Ahora todos se deberán sentar en una mesa bajo la conducción de un “independiente” Miranda. ¿Había condiciones para una candidatura unitaria? ¿Lo hubieran permitido las estructuras partidistas?

La candidatura de Pacha Álvarez, de 37 años de edad, significaba la posibilidad de un recambio generacional en la conducción frenteamplista, plena de dirigentes largamente septuagenarios, como los dos últimos presidentes.

El Frente Amplio necesita volver a movilizarse, y en lo posible, de manera amplificada hacia amplios sectores del pueblo uruguayo que aún hoy votan blanco y colorado. Pero para movilizarse hay que estar unido, y lo que menos se precisa en el Frente Amplio es un conflicto de poderes.

Difícil tarea será la de lograr un consenso programático de cara a las elecciones presidenciales de 2019. Las bases han manifestado no estar de acuerdo con el funcionamiento del espacio, ni apoyarlo de manera contundente: he allí también para interpretar el significado de una importante proporción de votos nulos y en blanco,

Difícil también será el contexto regional, donde los dos grandes y únicos vecinos del Uruguay han emprendido –Argentina por la vía electoral, Brasil por el del golpe judicial-parlamentario- el camino de la restauración conservadora y la liquidación de la integración regional. A ello hay que adicionar el desgaste de una década en el poder.

*Investigador asociado del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico

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