Más allá de la Pandemia: Para salir de la crisis hay que dejar atrás la «normalidad»

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Redacción CLAE|

Los feminismos populares y las diversidades muestran hoy el camino hacia nuevas formas de organización, capaces de forzar los límites de lo posible en el marco de los nuevos escenarios que expuso la crisis sanitaria, causada por el Covid-19, traspasando la política de la denuncia y proponiendo nuevas lógicas organizativas, para dar disputas a nivel local y global.

El tercer encuentro del ciclo de charlas virtuales “Más Allá de la Pandemia”1, se realizó el miércoles 13 de mayo y fue transmitido a través de los canales de Facebook y You tube del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE). Esta vez el debate giró en torno a “Feminismo y lucha popular en tiempos de Covid-19”.

Si algo quedó claro después de las exposiciones de Yésica Leyes, secretaria de Juventud de la Central de Trabajadores Argentinos (CTA) en la provincia de San Luis; Abril García Mur, militante feminista del Círculo Ecuador y estudiante de Ciencias Políticas (Argentina) y Claudia Lázzaro, responsable de Género y Derechos Humanos en el Sindicato de Obreros Curtidores (Argentina) y ahora directora en el Ministerio de Géneros y Diversidad de la Provincia de Buenos Aires, es que la salida a esta crisis es con perspectiva de género y ocurrirá si es que las organizaciones libres del pueblo se permiten dejar atrás la conocida normalidad donde ocurren los procesos de exclusión, sin que nadie se inmute.

Yésica Leyes, realizó un breve repaso por la historia del desarrollo de los diferentes sistemas productivos globales llegando al el sistema capitalista, designando en ese proceso, qué rol debía cumplir la mujer. Hoy, según la joven militante sindical, una nueva fase en el desarrollo del capitalismo propone, tal y como sucedió en la primera revolución industrial, una incorporación masiva de las mujeres a los espacios laborales, sociales y de participación, rompiendo con la principal célula de una antigua fase de desarrollo de este sistema: la familia.

En el marco de la revolución tecnológica, cuyo alcance se profundizó con la pandemia, el capital propone según Leyes, “nuevas formas de relacionarnos, trabajar y constituir nuestras subjetividades”. En ese contexto, un amplio y heterogéneo movimiento de mujeres y diversidades en Latinoamérica ha demostrado su capacidad para reaccionar en defensa de la vida.

“Vemos a la mujeres en Chile, a las compañeras bolivianas luchando contra el Golpe de Estado y en Argentina fuimos las primeras en hacerle un paro a Mauricio Macri (quien concluyó su mandato en diciembre de 2019). En el mundo las mujeres estamos diciendo basta, que no aguantamos más este sistema”, señaló Leyes, quien aporta que al llegar a este punto es fundamental preguntarse qué tipo de feminismo queremos construir. Y es que el movimiento feminista también se convierte en un campo donde el capital disputa la dirección.

Para Leyes el feminismo, “tiene que ser con conciencia de clase, profundamente revolucionario, levantando la causa de los pueblos y contra el sistema que nos oprime a todos, a todas y a todes. Es necesario incluir la diversidad. Nos encontramos en la tarea de profundizar nuestras formas organizativas y redes, que se conectan a nivel internacional. Venimos de una serie de manifestaciones que demuestran que se puede dar la lucha no solo a nivel local sino también a nivel global. Tenemos la convicción de que no queremos vivir como estamos viviendo”, señaló.

Un movimiento que propone comunidad y disputa el Estado

“Se ha instalado en la subjetividad que no es necesario ser solidarios porque no hay necesidad de pagar por el otro”, observó Abril García Mur, al explicar que esta es la batalla que ha ganado el modelo neolliberal. A su juicio, lo que logró el virus, fue poner de manifiesto el tipo de comunidad que hemos logrado hasta el momento, traer a la superficie las desigualdades y la manera en que, al igual que el virus, las mujeres y las diversidades son percibidas como un “otro”.

Para García Mur, lo que distingue al movimiento de mujeres es la capacidad de construir comunidad y solidaridad desde lógicas propias, expandiendo la posibilidad de ejercer derechos:

“Como movimiento nos distingue la noción de solidaridad que podemos construir y la posibilidad de implicarnos en lo que le pasa a otro. Nos encontramos en las calles, en las discusiones y en las banderas con sectores diversos que no siempre representan lo que pensamos como feminismo popular, pero que comparten las mismas reivindicaciones. Hemos logrado homogeneizar muchos sectores y clases, que se identifican en la condición de desigualdad y lo que hacemos es volver transversal esto. Esa unidad nos permite movernos a partir de la solidaridad por el otro. La lógica de Nos tocan a una y nos tocan a todas, contiene esa idea”, señaló.

Sin embargo -observó- el género, la raza y la clase, no son aspectos a invisibilizar en momentos en que intentan hacernos creer que el virus nos afecta a todos por igual. Entonces, la tarea fundamental de los feminismos es seguir desafiando los sentidos propuestos por el neoliberalismo: “Tenemos que constituirnos en comunidad, desde una lógica propia”, aseveró  García Mur,.

Al mismo tiempo la comprensión del estado como una herramienta con la que históricamente el pueblo argentino ha logrado conquistar derechos, y que hoy, con una representación popular “reconoce a la ciudadanía, desindividualiza la enfermedad, colectiviza el cuidado y lo convierte en asunto público y colectivo”, pero al mismo tiempo no logra dar respuesta a los sectores más vulnerables, pone al movimiento feminista en el desafío de “seguir empujando el Estado que queremos”. “Por eso planteamos un estado feminista”, señaló.

En ese plano el feminismo ofrece una circularidad y la posibilidad de construir comunidad que pone en entredicho las lógicas verticales y patriarcales que se expresan en el Estado. La discusión en Argentina de la Ley del aborto, que según confirmó el presidente se mantiene entre las prioridades del parlamento argentino, pone de manifiesto según García Mur, la capacidad que ha tenido el movimiento de penetrar la agenda pública, aún en contexto de aislamiento. La necesidad de instalar la emergencia nacional en materia de violencia de género es una batalla que aún toca dar.

“Hay que traspasar la política de la denuncia y empezar a pensar políticas públicas que respondan con participación de las mujeres y diversidades”, expresó y agregó “Tengo convicción y deseo de que el feminismo tenga la posibilidad de nuevas formas de comunidad y de implicarse incluso en un mundo nuevo, que llegue para quedarse luego de la Pandemia”, concluyó.

Poder popular y comunidad organizada, en clave feminista

El rol que le toca a las mujeres y diversidades hacia el interior del movimiento sindical en un momento como este no es menor, según Claudia Lázzaro, para quien “no va a haber igualdad de géneros, sin justicia social” y viceversa. Para la dirigente el contexto actual aceleró los cambios que a nivel global se vienen transitando, con la llegada del teletrabajo, por ejemplo, que deteriora aún más las condiciones de la mujer trabajadora:

“Las tres jornadas de trabajo que nos implica a las mujeres, en este momento de excepción, están funcionando en simultáneo dentro de la misma casa. Gestión del hogar, gestión de los cuidados y teletrabajo”. Para Lázzaro el mercado intenta instalar hoy el teletrabajo como una alternativa “emancipadora” para las mujeres.

Pero, ¿qué sucederá cuando se termine esta situación y cómo haremos las mujeres para no volver a quedarnos encerradas en nuestros hogares, atadas al teletrabajo?

Es por esto que para la dirigente la salida a la pandemia tiene que ser con perspectiva de género, “con las organizaciones libres del pueblo y los sindicatos”, observó. “No podemos pretender que lo que está pasando, se quede para siempre. Lo que queremos es poder pasar este momento y luego avanzar en la regulación laboral para evitar la precarización de las y los trabajadores”, añadió.

Aquí es donde la dirigente planteó el rol fundamental que cumplen los sindicatos, donde el sistema amenaza con profundizar los procesos de exclusión: “Los sindicatos son fundamentales en este momento para garantizar el piso de derechos. El teletrabajo no es para todos y todas”, afirmó, donde el desafío es también, continuar trabajando para “salir de la cultura machista, ya que todo lo ligado a servir y cuidar está feminizado”, expresó.

Para Lázzaro, en la capacidad del movimiento feminista y disidente de construir comunidad están las claves de la construcción del poder popular que permitirá dar las batallas que demanda el momento. “La comunidad organizada (un concepto del expresidente argentino Juan Domingo Perón) debe poder pensarse en el marco del feminismo”, observó. Y esto a su vez, es la clave para pensar en un país y una Latinoamérica con justicia social.

Hacia el final del encuentro, Yésica Leyes, retomó las reflexiones de sus acompañantes para concluir que la certeza que queda para las organizaciones, es la necesidad de dejar atrás la normalidad: “A esa normalidad, no queremos volver más, porque en esa normalidad nos matan y nos explotan”. Entonces, como una expresión de la oportunidad que encierra esta crisis, “tenemos la tarea de pensar ¿qué queremos? y ¿cómo queremos vivir? , observó.

Nota

1 Los videos completos de los tres encuentros realizados están disponibles en https://www.facebook.com/CLAEFILA/ , en el canal de YouTube del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico https://www.youtube.com/watch?v=Ed8Uk1_e_H0 y en Sur y Sur Tv: https://www.facebook.com/watch/?v=3771864436218504

 Sol 

 

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