Sampaoli no se quiere ir, Macri tampoco/Sampaoli não se quer sair, Macri tampouco

749

Juan Guahán|

El director técnico de la selección de fútbol Jorge Sampaoli y el presidente Mauricio Macri aparecen, en las actuales circunstancias, unidos por un hilo invisible. Las duras respuestas de la realidad los han hundido en una triste realidad. A fines del año pasado el gobierno macrista elaboró una estrategia, sobre el manejo de los tiempos, que parecía perfecta. Ella consistía en tomar las medidas más ingratas durante el primer semestre.

Luego utilizar al Mundial de Fútbol y algún éxito argentino en el mismo para colocar un punto de inflexión, a partir de allí empezar a recuperar terreno y en las elecciones del 19 volver a ganar, montados en las innumerables obras públicas que realizarían. Sin embargo la tozuda realidad los sorprendió con otro tipo de novedades. Vayamos a los hechos.Resultado de imagen para perdio argentina

Sampaoli es la muestra indeseada de aquel chiste que circula entre algunos compatriotas, en los momentos de bronca y desesperanza, según el cual el mejor negocio es comprar argentinos pagando -por ellos- lo que valen y vendiéndolo al valor que ellos suponen que tienen.

Con Sampaoli y el fútbol fue eso lo que nos pasó y de allí rabia que hoy recorre todas las charlas futboleras. Buena parte de los argentinos creímos que éramos los mejores y podíamos llegar más lejos, pensamos que el Director Técnico que había hecho que Chile ganara una Copa América nos podía conducir hacia ese destino. La propaganda que necesita vender y la prensa que es su principal intermediaria nos ayudaron a creer en ese error.

Ante esa idea y la necesidad de alguna alegría nos invadió una fuerte inmodestia. Olvidamos la larga desorganización de nuestro fútbol, quisimos pasar por alto el infortunio de tener una dirigencia que contó 76 votos donde había 75 participantes. Contratamos un Director Técnico con buenos pergaminos pero que se mareó con el contrato y el poder alcanzado. Así nos fue. Ahora habrá que pagar los platos rotos y aquel contrato.

El Presidente Macri está pagando los efectos de una política nefasta que, inclusive, ignora la evolución económica mundial. No había modo que el Mundial de Fútbol lo salvara de tantas macanas.

La crisis económica, manifestada en la reciente corrida bancaria hizo añicos las señaladas ilusiones gubernamentales. Ya nadie, del gobierno augura una mejoría en el segundo semestre y las inversiones, para el año próximo, tienen –mayoritariamente- destino de cajón. Su reelección que -a fines del año pasado- parecía asegurada, hoy está seriamente cuestionada. No son pocos los que desconfían, incluidos muchos propios y amigos, que Macri sea el mejor timonel para estas circunstancias.

Pero éste, acechado desde distintos costados, se resiste a reconocer esa situación. Por un lado la inmensa masa de pobres y plebeyos se mantiene fragmentada y medianamente contenida por un asistencialismo en decadencia, pero nadie sabe hasta dónde podrán soportar las presiones del dolor y la vergüenza a las que diariamente son sometidos. Por el otro, sectores del poder y miembros de su propia fuerza corren la mirada hacia quienes, como la gobernadora de la provincia de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y el jefe de gobierno capitalino Horacio Rodríguez Larreta, parecen ofrecerles mejores perspectivas.

“Lilita” Carrió no dice locuras, solo consolidar un país aún más conservador

Todos quedamos medio sorprendidos cuando Elisa Carrió, diputada y dirigente de la alianza Cambiemos (de respaldo a Mauricio Macri) propuso, como solución a esta crisis, un esfuerzo de los sectores medios garantizando las “changas” (empleos eventuales) y propinas a los más pobres para que éstos puedan sobrevivir. 

Primero, todo llevaba a pensar que se trataba de un nuevo disparate de esta delirante, votada por más del 50% de los electores porteños en la última elección.  Luego, repasando algunas situaciones de nuestra América, nos encontramos que esa afirmación tiene vínculos con algunas lamentables situaciones de la región. No sabemos cuánto sabe la Carrió de estas perspectivas, pero vale la pena comentarlas porque da la impresión que ese comentario de la chaqueña y legisladora porteña no es ingenuo, ni gratuito.

En este sentido, algunos análisis sobre la evolución de la economía peruana, de las últimas dos décadas, no dejan de llamar la atención. Del 2000 en adelante la economía peruana viene creciendo. El motor de esa tendencia son las exportaciones, fundamentalmente mineras. Lo cierto es que en ese período se redujo la pobreza, del 46 al 20%. Todo ello con un Estado débil y una democracia ajena a la inmensa mayoría de la población. Es sabido que la mayor parte de la población peruana (alrededor del 75%) desarrolla su vida económica en la informalidad.

Ello permite que, bajo condiciones económicas favorables, el mero crecimiento económico permita un “día a día” mejor, pero sin protección social, ni salario digno y ninguna garantía de futuro, ni mucho menos pensando en jubilaciones. Esa mayoría se vincula con el crecimiento de la economía a través “changas” y el mercadeo de buena parte de la producción formal que se desvía hacia los mecanismos informales que sobreviven y mejoran con la bonanza de las exportaciones, fundamentalmente mineras. Claro está, que la explotación minera es limitada en el tiempo y ese tiempo indica la duración de este camino. Para los sectores más, pero más, pobres funciona el mecanismo de los planes sociales.

Pero lo importante a destacar es que ese proceso supone no una solución estructural sino un mecanismo que funciona mientras el país tenga recursos para exportar. Por eso esa propuesta no tiene viabilidad en nuestro país, pero sirve a los objetivos de algunos gobernantes de estos tiempos.

Así funcionan en estos días estos gobiernos conservadores.


EN PORTUGUÉS

Sampaoli não se quer sair, Macri tampouco

Por Juan Guahán

Na atual conjuntura, o técnico da Seleção Argentina de futebol, Jorge Sampaoli, e o presidente Mauricio Macri, parecem estar unidos por um vínculo imperceptível. As duras respostas da realidade os levou a afundar em uma triste realidade.

No final do ano passado, o governo macrista elaborou uma estratégia, sobre o manejo dos tempos políticos que parecia perfeita. Consistia em tomar as medidas mais ingratas durante o primeiro semestre deste ano de 2018.

Logo, seria o momento de utilizar a Copa do Mundo e um possível sucesso argentino para iniciar uma virada a partir de então, e começar a recuperar terreno, numa arrancada até as eleições de 2019, na qual voltariam a vencer graças às inúmeras obras públicas que realizariam. Entretanto, a carrancuda realidade os surpreendeu com outros tipos de novidades. Vamos aos fatos.

Sampaoli é a prova indesejada daquela piada que circula entre alguns compatriotas, especialmente nos momentos de raiva e desesperança, segundo a qual o melhor negócio é comprar argentinos pagando o que eles valem e vendendo no valor que eles supõem que valem.

Foi o que aconteceu com Sampaoli e o futebol da Argentina nesta Copa, com a equipe de Messi eliminada nas oitavas de final de pois de um desempenho pífio e a raiva distribuída por todas as conversas futebolísticas do país. Boa parte dos argentinos acreditamos que o time era melhor que isso e que poderia chegar mais longe, e pensávamos que o técnico que levou o Chile a ganhar a última Copa América também era capaz de nos levar a um destino triunfador. A imprensa foi a que mais nos ajudou a acreditar nesse erro.

Com essa esperança no coração, fomos nos deixando invadir por uma alegria que nos levou a uma forte falta de modéstia. Esquecemos os muitos anos de desorganização do nosso futebol – as turbulências de uma AFA (Associação de Futebol Argentino) que passou meses acéfala até ser assumida por uma diretoria que conseguiu a proeza de ser eleita como 76 votos de 75 participantes na última eleição. Contratamos um técnico com excelente currículo, mas que se embriagou com o altíssimo salário e o poder enorme que lhe deram. E foi assim que perdemos, o rumo e os jogos. Agora, alguém terá que pagar pelos erros, e por aquele contrato milionário.

Por sua vez, o presidente Macri está pagando pelos efeitos de uma política nefasta, que inclusive ignora a evolução econômica mundial. Não havia jeito de a Copa do Mundo salvar a imagem do governo de tantos problemas, mesmo se a Argentina voltasse com o título.

A crise econômica, manifestada na recente corrida bancária, demoliu as ilusões governamentais. Ninguém mais dentro da Casa Rosada acredita numa melhora da economia no segundo semestre deste ano, tampouco em um crescimento nos investimentos, e para o próximo ano a maioria também se inclina para as projeções pessimistas. A reeleição do mandatário no ano que vem, que parecia assegurada há menos de um ano atrás, hoje está sendo seriamente questionada. Não são poucos os que desconfiam de se Macri é o melhor timoneiro para estas circunstâncias, incluindo muitos aliados e amigos.

Pressionado por vários flancos, o mandatário resiste e não se permite reconhecer tal situação. Por um lado, a imensa massa de pobres e plebeus se mantém fragmentada, e medianamente contida por um assistencialismo em decadência, mas ninguém sabe até quando esse setor poderá suportar às pressões da dor e da vergonha as quais são submetidos diariamente.

Por outro lado, setores do poder e membros de sua própria força política começam a olhar para outro lado, e a ver em figuras mais jovens, como a governadora da Província de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, ou no prefeito da Cidade de Buenos Aires, Horacio Rodríguez Larreta, ofertas eleitorais melhores, como maiores perspectivas.

Carrió consolida um país ainda mais conservador

Toda a Argentina ficou um pouco surpreendida quando Elisa Carrió, deputada e dirigente da aliança Cambiemos (“Mudemos”), que sustenta legislativamente o governo de Mauricio Macri), propôs, como solução para esta crise, um esforço dos setores médios para garantir mais changas (empregos informais, muitas vezes intermitentes) e gorjetas para os mais pobres, para que eles possam sobreviver.

Primeiro, tudo levava a pensar que se tratava de um novo delírio da deputada que recebeu o voto de 50% dos eleitores da capital argentina na última eleição. Depois, repassando algumas situações na nossa América, nos encontramos com o fato de que essa afirmação tem vínculos com algumas lamentáveis situações da região. Não sabemos quanto sabe ela sobre estas perspectivas, mas vale a pena comentá-las, porque dá a impressão que esse comentário da legisladora não é ingênuo, nem gratuito.

Neste sentido, algumas análises sobre a evolução da economia peruana nas últimas duas décadas não deixam de chamar a atenção. De 2000 em diante, a economia do Peru vem crescendo de forma constante. O motor dessa tendência são as exportações, fundamentalmente no setor de mineração. Nesse período, o país conseguiu reduzir a pobreza de 46 a 20%. Tudo isso com um Estado fraco e uma democracia alheia à imensa maioria da população. Sabe-se que a maior parte da população peruana (ao redor de 75%) desenvolve sua vida econômica na informalidade. Isso permite que, sob condições econômicas favoráveis, o mero crescimento econômico permita um “dia a dia” melhor, mas sem proteção social, nem salários dignos, nem qualquer garantia de futuro, muito menos pensando em aposentadorias.

Essa maioria se vincula com o crescimento da economia através das changas e da revenda de boa parte da produção formal que se desvia ao mercado informal, enquanto a elite do país se empanturra com a bonança das exportações da mineração.

É claro que a exploração dos recursos minerais é limitada no tempo, e esse tempo indica qual será a duração dessa saída caminho. Enquanto isso, para os setores mais pobres continuarão funcionando a informalidade e os mecanismos dos planes sociais.

Mas o importante a destacar é que esse processo não significaria uma solução estrutural, e sim um mecanismo que pode funcionar apenas o país ainda tenha recursos para exportar. É uma proposta que não tem viabilidade a longo prazo, mas serve aos objetivos de alguns governantes destes tempos.

Assim funcionam as coisas nestes dias, e nestes governos conservadores.

Juan Guahán é analista político e dirigente social argentino, associado ao Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

Deja una respuesta

Su dirección de correo electrónico no será publicada.