Grecia, una ciudadanía desilusionada ante las elecciones

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Maxime Doucrot

Grecia llega este domingo 21 a unas nuevas elecciones generales con el país dividido. Las encuestas prevén una nueva victoria del partido Nueva Democracia (ND), con el neoliberal Kyriakos Mitsotakis al frente, pero no con el margen suficiente como para gobernar con mayoría absoluta. Syriza-Alianza Progresista, principal partido de la oposición, aprovecha hasta el último momento para rascar votos que acorten la diferencia con ND.

Kyriakos Mitsotakis, primer ministro de Grecia.
Kyriakos Mitsotakis, primer ministro de Grecia.

En caso de que ninguno de los dos partidos pudiese formar gobierno después de las elecciones, se tendría que proponer una nueva convocatoria, como marca la Constitución griega. Si Tsipras quiere gobernar, lo tendrá que hacer en coalición con los socialdemócratas del Pasok-Kinal y algún otro partido. Tsipras dijo que si no es la fuerza más votada, no intentará formar gobierno; y Androulakis, líder del Pasok-Kinal señaló que no quiere pactar ni con Tsipras ni con Mitsotakis.

El desencanto de la población griega con las instituciones y la clase política es evidente y la la ciudadanía helena deberá escoger entre el continuismo conservador de Mitsotakis o un gobierno más a la izquierda, liderado por Tsipras. El ánimo general de la población es el de “votar la opción menos mala”, signifique eso lo que signifique para cada uno.

Yanis Varufakis, exministro de Finanzas, con una intención de voto del 3,5%, centra su campaña en criticar a Tsipras y presentarse como la «verdadera izquierda».El llamado azote de Eurogrupo tras la llegada al poder de Syriza en 2015, ha vuelto a la política con un partido Mera25, que combate la políticas que tuvo que adoptar Grecia para recibir los rescates financieros de la UE.

Varoufakis ha intentado sin éxito lanzar un movimiento político de izquierda paneuropeo y entró en el Parlamento griego. Las encuestas muestran que atrae un apoyo cada vez mayor, particularmente entre los votantes jóvenes que culpan a los dos partidos principales por el lamentable estado de los servicios públicos y la infraestructura. La izquierda está dividida entre cuatro formaciones políticas: la Syriza (26%) del exprimer ministro Alexis Tsipras, los socialdemócratas del viejo Pasok (10%) y los comunistas del KKE (6%).

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Yanis Varufakis

“Dimitra” es la nueva propuesta de Varoufakis para la economía. Nombrado en honor a la antigua diosa olímpica de la cosecha y la fertilidad, el plan incluye permitir a los griegos realizar pagos fuera del sistema bancario sin que se les cobren tarifas elevadas.

Libertades, espionaje

Grecia también llega a estas elecciones como el último país de la Unión Europea en materia de libertad de expresión y de prensa, según el último informe publicado por Reporteros Sin Fronteras (RSF), por diferentes causas, entre ellas que el panorama mediático está copado por la derecha, lo que provoca un contexto periodístico muy favorable al Gobierno y muy poco plural.

Elias Dinas, jefe de departamento de Ciencias Políticas y Sociales en el Instituto Universitario Europeo de Italia, señala que “esta es una de las razones por las que Grecia está en la cola en las listas de calidad democrática. Nunca antes se había dado este contexto de una manera tan evidente”.

Muchos periodistas en Grecia enfrentan amenazas físicas, ataques verbales, incluso de políticos y ministros de alto rango, violando su privacidad con spyware. Recientemente se estalló el caso Predator, un escándalo de escuchas por el que el gobierno griego, habría estado espiando a periodistas, líderes de la oposición e incluso a políticos de su mismo partido a través de sus teléfonos móviles. El caso Predator ha puesto en jaque el Estado de derecho y los derechos fundamentales de la ciudadanía.

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Alexis Tsipras

Economía y migración

La campaña electoral tiene temas clave: economía y migración. La economía no remonta, a pesar de que en abril la inflación bajase hasta un 3%. En agosto de 2022 terminó –oficialmente, aunque no en la práctica– la tutela griega por parte de la Troika (Fondo Monetario Internacional, Comisión Europea y Banco Central Europeo). Unos meses más tarde, el 3 de octubre, se presentaban los presupuestos, los primeros en 12 años elaborados fuera del marco de vigilancia de los acreedores internacionales.

Los problemas estructurales persisten: exclusión, una pobreza que alcanza el 29,5% de la población, infraestructuras clave privatizadas y un gobierno que en estos últimos años ha protagonizado varios casos de corrupción. Los salarios se han devaluado: en los últimos cuatro años el precio de la vivienda se ha encarecido un 40% y la inflación, como en el resto de Europa, ha golpeado con fuerza. En octubre llegó a alcanzar un 12%, lo que provocó una huelga general con uno de acatamienos más altos en los últimos diez años.

A pesar de las medidas adoptadas, como la obligación a los supermercados de establecer una cesta de la compra con productos básicos de primera necesidad rebajados de precio o los bonos a la energía para hacer frente al invierno (se han destinado 9.000 millones de euros en subsidios al sector energético), las ayudas del Gobierno no han sido suficientes.

Se palpa en todas y cada ciudad: la población griega está cansada de vivir en la incertidumbre económica y no poder recuperar al menos los estándares de calidad de vida previos a la crisis de 2008.

Miles de migrantes esperan para entrar en Grecia desde Turquía. En la foto, la frontera en Pazarkule.La migración también ha sido otro de los temas recurrentes durante la campaña electoral. Mitsotakis ha alardeado de que durante su mandato se ha reducido significativamente la llegada de población refugiada. En los últimos Grecia se ha convertido en un laboratorio de ensayo por lo que a las políticas migratorias respecta.

La gestión de las fronteras griegas ha sido definida por algunos países como un modelo a seguir, pero lo cierto es que los centros de detención de personas refugiadas, tanto en las islas como en la Grecia peninsular –financiados mayoritariamente por la Unión Europea–, ponen en duda este postulado.

Unas semanas atrás, el gobierno solicitó fondos a la UE para extender la valla en la frontera greco-turca, a orillas del río Evros, donde se han producido violaciones sistemáticas de los derechos humanos y del derecho internacional: los pushbacks, el maltrato y el robo a migrantes que llegaban por esta vía por parte de la Guardia Costera Helénica.

*Analista económica francesa de la Agencia Latinoamericana de Información y Análisis-2 (Alia2), asociada al Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)

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