Venezuela: ¿Lobo estás? Deshojando la margarita de una invasión/ Despetalando a margarida de uma invasão

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 Aram Aharonian|

La pertinaz insistencia del presidente estadounidense Domald Trump en la Asamblea General de la ONU de que “todas las opciones están sobre la mesa” para resolver la crisis en Venezuela ha despertado la alarma en los círculos políticos de Washington y en toda América Latina sobre una potencial acción militar estadounidense o, más probablemente, a través de tropas colombianas y brasileñas.

Las luces de alarma titilaron luego que el senador Iván Cepeda Castro, advirtió sobre el aumento de la tensión militar entre Colombia y Venezuela. “Peligro de guerra con Venezuela crece: presupuesto para armas antiaéreas, acuartelamiento en primer grado de Fuerzas militares, arrogantes declaraciones de funcionarios de EEUU de “defender a Colombia” acatadas dócilmente por nuestro gobierno. Deberemos movilizarnos contra lunáticos de la guerra”, dijo.Resultado de imagen para invasion a venezuela

Mientras, tropas brasileñas muy bien pertrechadas se estacionan en Roraima, el estado fronterizo con Venezuela, a la espera de una orden de ataque. Las elecciones presidenciales y el involucramiento castrense en las mismas, demoran hoy cualquier decisión al respecto, señaló el analista Joaquim Fernandes. Las bases estadounidenses esparcidas en Colombia, Centroamérica y El Caribe, siguen en estado de alerta.

Una pregunta carcome a los analistas: ¿qué pasaría el día después de una hipotética invasión? ¿Quién gobernará el país? ¿Cuál será el costo político que deban pagar EEUU y sus cómplices? La oposición no ha logrado, en 20 años, presentarse como opción de poder ni tiene proyecto más allá de sacar a Nicolás Maduro del gobierno, como antes intentaron hacerlo con Hugo Chávez.

Pese al bombardeo permanente del terrorismo mediático, el frente internacional que se forjó contra Venezuela parece estancado, quizá porque su propósito fundamental, el derrocamiento de Maduro, no se logró. La desestabilización y el terrorismo no debilitaron tampoco el apoyo castrense a los procesos electorales. La única opción que le queda a la alianza guerrerista pareciera ser la intervención armada, que generaría un repudio generalizado en toda la región.  ¿Tiene Washington una carta bajo la manga?

La ofensiva contra Venezuela es de todo orden. Por la vía diplomática lograron una mayoría en el Consejo de Derechos Humanos de la ONU, en Ginebra, y cinco países (Colombia, Perú, Paraguay, Argentina y Chile), a los que se sumó Canadá, demandaron de la Corte Penal Internacional que “investigue la posible comisión de crímenes de lesa humanidad en Venezuela”. No miran lo que ocurre permanentemente en México y en Colombia, por ejemplo.Resultado de imagen para bachelet y venezuela

Y quizá por ello nombran como Alta Comisionada de Derechos Humanos en la ONU a una señora que no cree en ellos y que no tiene idea de la materia como la expresidenta chilena Michelle Bachelet, quien tras violar los derechos humanos en su país, con la represión a cualquier protesta y en especial al pueblo mapuche; con militares inmersos en escándalos financieros y una corrupción generalizada, comenzó su labor sumándose al ataque contra Venezuela.

Los comentarios de Trump surgieron luego de los informes de reuniones de altos funcionarios y militares estadounidense y oficiales del ejército venezolano para aunar planes para derrocar al presidente Nicolás Maduro, así como las sugerencias de algún presidente y diplomáticos regionales de que se considere la alternativa de una invasión.

Trump sigue amenazando con una intervención militar, porque, a diferencia de sus otros enemigos, como Corea del Norte, Irán, Siria o Cuba, Venezuela luce debilitada y vulnerable por una errática e incoherente conducción del país, señala el exembajador ante la ONU, Rafael Ramírez, hoy crítico del gobierno, quien añade que “la irresponsabilidad e incapacidad del gobierno puede estimular una agresión”.

Las palabras de Nicolás Maduro, el presidente venezolano, en el mismo recinto de la ONU, no tuvieron la misma difusión, el interés ni la masiva concurrencia, aunque contó cómo Venezuela ha sido acosada, agredida y bloqueada por el gobierno de EEUU, y que “hoy la agresión está dirigida en lo político, económico, mediático y diplomático”. Y sorprendió que pidiera que el FBI estadounidense fuera a Venezuela a investigar el atentado en su contra, olvidándose del tema de la soberanía.

Diálogo y petróleo

El dicho popular reza que la esperanza es lo último que se pierde, y el diálogo aparece como una última esperanza, aunque sectores de la oposición señalen que es un sórdida maniobra para impedir la caída del gobierno. El exvicepresidente José Vicente Rangel señala que a cada rechazo por la oposición, se produjo una derrota de ese sector, desde el golpe de 2002, la huelga petrolera, los sucesivos conatos subversivos, guarimbas, guerra económica…

El desgaste y el descrédito de la oposición quedaron vinculados al rechazo del diálogo, ya que esta actitud la condujo, fatalmente, a una arrogante radicalización sin salida, sin política en el campo legal, añade. Las encuestas confirman que, internamente, el gobierno tiene aire, así como confirman la debilidad de la oposición, el agotamiento de su liderazgo, la falta de proyecto político y económico.

Otros analistas apuntan a  la omisión de Maduro sobre las operaciones ilegales de la trasnacional Exxon Mobil en aguas territoriales del Esequibo, zona en reclamación con Guyana, y sobre el bloqueo económico y financiero aplicado no solo por EEUU, sino también por la Unión Europea. La Asamblea de la ONU parecía ser el escenario ideal para ello.

Maduro denunció la agresión, al agresor y sus razones, entre ellas porque es el país con mayores reservas petroleras certificadas y “se está certificando la más grande reserva de oro en el mundo y la cuarta reserva de gas en el planeta”, dijo. Para los críticos del mandatario, Maduro intentaba distraer la entrega de los recursos naturales (oro, petróleo y gas), la privatización y venta por partes de la estatal petrolera PDVSA, dejando en manos de empresas amigas las actividades primarias reservadas, constitucionalmente, al Estado.

Ramírez, exministro de Petróleo, expresidente de la estatal Pdvsa y expresidente del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), hoy reclamado por la justicia de su país, aseveró que el gobierno de Maduro es incapaz de velar por los negocios del país en el exterior y dijo que está “vendiendo las joyas de la corona por un valor que solo ellos y los chinos saben” (a propósito de la venta del 9,9% de participación de Pdvsa en la empresa mixta PetroSinovensa a la China CNPC).

Aseguró que el actual presidente de Pdvsa, el militar Manuel Quevedo, “se descuidó y nos confiscaron todos los terminales de agua profunda que se utilizaban para vender petróleo a India y China” y resaltó que “siempre” propuso a Maduro vender la filial estadounidense de Pdvsa, Citgo, por ser un activo sensible a decisiones políticas. “Nos estaban ofreciendo 15 mil millones de dólares (…). No tenemos ni los 15 mil millones, ni las refinerías”, señaló.

También aseveró que Maduro cedió la refinería Cienfuegos a Cuba y que Venezuela, además, va a perder los activos de cinco refinerías. “El país pierde 43.000 millones de dólares por la incapacidad de Maduro”, lamentó.

Frustración guerrerista

Entre los guerreristas estadounidenses existe una frustración ante la postergación de una rápida acción militar -.dicen- que ponga término a la Revolución Bolivariana, como lo vienen intentando infructuosamente  desde hace casi dos décadas.

Luis Almagro, secretario general de la OEA, sigue recitando que no se debe descartar ninguna opción “para reducir el sufrimiento de Venezuela”, con lo que colincidieron varios funcionarios del nuevo gobierno colombiano del ultraconservador Iván Duque. Esta vez, rápidamente, en vista del espiral intervencionista lanzado desde Washington, 12 países emitieron una declaración rechazando el uso de la fuerza

Para algunos analistas la exploración de medios no pacíficos refleja más la frustración sobre las perspectivas de una transición democrática pacífica en Venezuela, ante la realidad de una oposición política desmembrada, que se ha mostrado incapaz, ineficaz y sin propuestas, pese al enorme financiamiento recibido desde Washington, Bogotá y Madrid.

Los funcionarios del Departamento de Estado estadounidenses han llegado a la conclusión de que aplicar más sanciones o aislar aún más a Venezuela diplomáticamente no significará una transición política, por la ausencia de reales presiones internas sobre el régimen. Las protestas por la escasez de alimentos, medicinas, agua y electricidad se han limitado a brotes diarios, a pequeña escala, dispersos regionalmente, que la oposición no ha logrado siquiera explotar mediáticamente,.

De todas formas, EEUU, Canadá, la Unión Europea y los países sudamericanos alineados a Washington en el Grupo de Lima , han intensificado la presión diplomática, mediática y económica (limitando el crédito, impidiendo las transferencias financieras) sobre Maduro y Venezuela, pero muchos de ellos aún esperan el renacimiento de la diplomacia de las cañoneras o los golpes militares respaldados por Estados Unidos.

Incluso, EEUU, Canadá y países europeos congelaron los activos de docenas de altos funcionarios militares y civiles venezolanos, mientras algunos gobiernos latinoamericanos han denunciado al régimen por sus “prácticas autoritarias” y por la “crisis humanitaria”,  y han pedido que Venezuela sea suspendida de la Organización de Estados Americanos.

En los últimos días, Canadá y cinco países latinoamericanos instaron a la Corte Penal Internacional a investigar presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos por las autoridades venezolanas, y los intervencionistas senadores estadounidenses Bob Menéndez y Marco Rubio presentaron un proyecto de ley para incentivar la presión estadounidense y regional sobre el gobierno venezolano, lo que no logró siquiera crear fisuras dentro del gobierno.

En el tintero de Trump quedó el embargo petrolero. Este producto representa el 90% de las escasas exportaciones de Venezuela, que viene reduciendo dramáticamente la producción. Y la pregunta no pierde vigencia: ¿qué pasaría el día después de una invasión? ¿Quién gobernará el país? ¿Quizá Luis Almagro se proponga como virrey?

La interna y la opción militar

Una encuesta de Hinterlaces, reveló que más del 64% de los venezolanos mantiene una opinión desfavorable acerca del accionar de dirigentes de la derecha: el 83% percibe de manera desfavorable a Julio Borges, líder de Primero Justicia (PJ), Henry Ramos Allup, secretario general de Acción Democrática (AD) acumula 77% de opiniones en contra, mientras que Henrique Capriles Radonski es percibido de forma negativa por 76% de los consultados.

Por su parte, Henri Falcón, excandidato presidencial y fundador de la plataforma unitaria La Concertación por el Cambio, cuenta con 73% de opiniones negativas, Leopoldo López tiene un 75% de percepción negativa y María Corina Machado, fundadora del partido Vente Venezuela, goza del 64% del repudio colectivo.

Hay otras cifras que destacan en el sondeo: El 62% de los venezolanos prefiere que el presidente Maduro, resuelva los problemas económicos del país, mientras que un 34% apuesta por un gobierno de oposición. El 61% atribuye los problemas económicos a agentes externos al gobierno como la guerra económica, caída del precio del petróleo, especulación y sanciones financieras de EEUU, en tanto, el 37% se lo atribuye a las políticas económicas implementadas por el gobierno.

Los posibles conspiradores dentro de las fuerzas armadas, mientras tanto, han sido detectados y encarcelados, mientras los medios extranjeros hablan de otros militares descontentos que han desertado.

Desde los medios cartelizados del exterior se insiste en imponer en el país la discusión pública sobre opciones militares (incluso publicando encuestas bizarras), pero la dirigencia política opositora considera que este debate podría generar expectativas por un salvador externo, lo que atentaría contra los esfuerzos de reorganizarse que hacen algunos políticos.

Ante esta preocupación, funcionarios de la administración Trump le comunicaron a los líderes de la oposición que, a pesar de los comentarios del mandatario, EEUU no tiene planes de invadir Venezuela.  ¿O sí? Claro que puede empujar la intervención y tratar de materializarla. No basta con el respaldo de sus “halcones” y de sus cipayos latinoamericanos, pero la pueden hacer. No hay que confiarse.

Y entonces, entramos en el escenario de las especulaciones. Brasil, Chile, Argentina, Perú, Panamá, incluso Colombia, con los problemas internos que sobreviven y la fuerza de los sectores opositores y las debilidades de los gobiernos, ¿se mantendrán cohesionados frente a la agresión o  temerán que la estabilidad de sus propios gobiernos se vea amenazada?

No creo que el nuevo gobierno de México respalde una intervención, y tampoco que lo haga la OEA, pese a la desesperación histérica de Almagro.

Claro que los halcones de EEUU pueden empujar la intervención: no hay que confiarse. Pero por ahora, sigamos jugando en el bosque, mientras el lobo no está.

 

VERSIÓN EN PORTUGUÉS

Despetalando a margarida de uma invasão

Por Aram Aharonian

A teimosa insistência do presidente estadunidense Donald Trump, durante seu discurso na Assembleia Geral da ONU, na ideia de que “todas as opções estão sobre a mesa” para resolver a crise na Venezuela despertou alarmes nos círculos políticos de Washington e em toda a América Latina, a respeito de uma possível ação militar norte-americana, ou, mais provavelmente, através de tropas colombianas e brasileiras.

Luzes de alerta foram acionadas quando o senador progressista colombiano Iván Cepeda advertiu sobre o aumento da tensão militar entre os países. “O perigo de uma guerra com a Venezuela cresce: o orçamento para armas antiaéreas, o aquartelamento em primeiro grau de forças militares, as arrogantes declarações de funcionários dos Estados Unidos sobre `defender a Colômbia´, que foram acatadas docilmente pelo nosso governo… devemos nos mobilizar contra os lunáticos da guerra”, declarou.

Enquanto isso, tropas brasileiras muito bem preparadas se estacionam em Roraima, o estado fronteiriço com a Venezuela, à espera de uma ordem de ataque. “As eleições presidenciais e o envolvimento de militares nas mesmas são os fatores que adiam qualquer decisão a esse respeito”, comenta o analista Joaquim Fernandes. As bases estadunidenses espalhadas na Colômbia, na América Central e no Caribe se mantêm em estado de alerta.

Uma pergunta carcome os analistas: o que aconteceria no dia seguinte a uma hipotética invasão? Quem governaria o país? Qual seria o custo político a ser pago pelos Estados Unidos e seus cúmplices? Nos últimos 20 anos, a oposição não conseguiu apresentar uma opção convincente de poder, seu único projeto é tirar Nicolás Maduro da Presidência, como tentaram fazer com Hugo Chávez.

Apesar do bombardeio permanente do terrorismo midiático, a frente internacional que se forjou contra a Venezuela parece estagnada, talvez porque seu propósito fundamental, a derrubada de Maduro, não foi alcançado. A desestabilização e o terrorismo tampouco diminuíram o apoio militar aos processos eleitorais. A única opção que resta à aliança belicista parece ser a intervenção armada, que geraria um repudio generalizado em toda a região. Será que Washington tem uma carta debaixo da manga?

A ofensiva contra a Venezuela vem de todos os lados. Pela via diplomática, conseguiram uma maioria no Conselho de Direitos Humanos das Nações Unidas, em Genebra, e cinco países (Colômbia, Peru, Paraguai, Argentina e Chile) solicitaram à Corte Penal Internacional que investigue sobre “possíveis crimes de lesa humanidade na Venezuela” – petição que depois recebeu o apoio do Canadá. Curioso que essa mesma iniciativa não mira o que ocorre permanentemente no México e na Colômbia.

Talvez por isso se deu a nomeação da ex-presidenta chilena Michelle Bachelet como Alta Comissionada de Direitos Humanos da ONU, por se tratar de uma senhora que, após violar os direitos humanos em seu país, com a repressão a qualquer tipo de protesto – e em especial aos dos povos mapuche –, com militares imersos em escândalos financeiros e uma corrupção generalizada, estreou no cargo reforçando os ataques contra a Venezuela.

Os comentários de Trump foram feitos após os informes de reuniões de altos funcionários e militares estadunidense com oficiais do exército venezuelano, para preparar manobras visando derrubar o presidente Nicolás Maduro, além de sugestões de alguns presidentes e diplomatas regionais, considerando a alternativa de uma invasão.

Trump continua ameaçando com uma intervenção militar. “Diferente dos seus outros inimigos, como Coreia do Norte, Irã, Síria ou Cuba, a Venezuela parece ser um país cujo governo está fragilizado e vulnerável, devido a uma errática e incoerente condução do país”, analisa o ex-embaixador venezuelano na Organização das Nações Unidas (ONU), Rafael Ramírez, hoje crítico do governo, e que acrescenta dizendo que “a irresponsabilidade e incapacidade do governo pode estimular uma agressão”.

As palavras de Nicolás Maduro, no mesmo recinto da ONU, não tiveram a mesma difusão, interesse ou a massiva atenção mundial, embora ele tenha contado como a Venezuela tem sido acossada, agredida e bloqueada pelo governo dos Estados Unidos, e que “hoje, a agressão está dirigida ao âmbito político, econômico, midiático e diplomático”. E surpreendeu ao pedir que o Birô Federal de Investigação (FBI) estadunidense fosse à Venezuela investigar o atentado que ele sofreu em agosto, se esquecendo do tema da soberania.

Diálogo e petróleo

Segundo o ditado popular, “a esperança é a última que morre”, e o diálogo aparece como uma última esperança, embora existam setores da oposição dizendo ele isso é uma sórdida manobra para impedir a queda do governo. O ex vice-presidente José Vicente Rangel afirma que cada negativa por parte da oposição derivou em uma derrota desse setor, desde o golpe de 2002, incluindo a greve petroleira, os sucessivos conatos subversivos, barricadas, guerra econômica…

“O desgaste e consequente queda da credibilidade da oposição terminaram sendo vinculados à essa postura anti diálogo, que conduziu o país a uma arrogante radicalização sem saída, sem política no campo legal”, comenta Rangel. As pesquisas confirmam que, internamente, o governo tem fôlego e a oposição está fragilizada, com uma liderança sem credibilidade e incapaz de apresentar um projeto político e econômico convincente.

Outros analistas falam sobre a omissão de Maduro a respeito das operações ilegais da multinacional Exxon Mobil em águas territoriais de Essequibo, zona que está em disputa com a Guiana, e também sobre o bloqueio econômico e financeiro aplicado não só pelos Estados Unidos como também pela União Europeia. A Assembleia da ONU parecia ser o cenário ideal para se fazer essa denúncia, mas ela não aconteceu.

Maduro falou só sobre os rumores de invasão. Denunciou a agressão, o agressor e suas razões – entre elas, o fato de seu país ter as maiores reservas petroleiras conhecidas no mundo, e estar “certificando a maior reserva de ouro do mundo, além da quarta reserva de gás no planeta”. Para os críticos, o mandatário tenta esconder a entrega dos recursos naturais (ouro, petróleo e gás), com a privatização e venda por partes da estatal petroleira PDVSA, deixando nas mãos de empresas amigas as atividades primárias reservadas constitucionalmente ao Estado.

Rafael Ramírez, que foi ministro do Petróleo e presidente da estatal PDVSA durante o governo de Hugo Chávez, e que também foi presidente do Conselho de Segurança da ONU, hoje acusado pela Justiça do seu país, assegura que o governo de Maduro é incapaz de velar pelos negócios do país no exterior, e disse que o presidente está “vendendo as joias da coroa por um valor que só eles (o governo) e os chineses sabem” – a propósito da venda de 9,9% de participação da PDVSA na empresa mista PetroSinovensa à China CNPC.

Também conta que o atual presidente de PDVSA, o militar Manuel Quevedo, “se descuidou e permitiu que fossem confiscados todos os terminais de água profunda que se utilizavam para vender petróleo à Índia e à China”, e ressaltou: que “sempre propus a Maduro vender a filial estadunidense da PDVSA (Citgo), por ser um ativo sensível a decisões políticas. Chegaram a nos oferecer 15 bilhões de dólares, hoje, não temos nem os 15 bilhões, nem as refinarias”.

Ramírez também conta que Maduro cedeu a refinaria Cienfuegos a Cuba, e que a Venezuela também perderá os ativos de cinco outras refinarias. “O país está perdendo 43 bilhões de dólares pela incapacidade de Maduro”, lamentou.

Frustração belicista

Entre os belicistas estadunidenses existe uma frustração, devido ao adiamento de uma rápida ação militar que busque acabar definitivamente com a Revolução Bolivariana, ideia defendida há quase duas décadas.

Luis Almagro, secretário-geral da Organização dos Estados Americanos (OEA), insiste no discurso de que não se deve descartar nenhuma opção “para reduzir o sofrimento de Venezuela”. Essa postura conta com o apoio de vários funcionários do novo governo colombiano, do ultraconservador Iván Duque. Desta vez, rapidamente, e tendo em vista a espiral intervencionista lançada desde Washington, 12 países emitiram declarações repudiando o uso da força neste caso.

Para alguns analistas, a exploração de meios não pacíficos reflete mais a frustração sobre as perspectivas de uma transição democrática pacífica na Venezuela, devido à realidade de uma oposição política desarticulada, que se mostra impotente, ineficaz e sem ideias, apesar do enorme financiamento recebido de Washington, Bogotá e Madrid.

Os funcionários do Departamento de Estado norte-americano chegaram à conclusão de que aplicar mais sanções ou isolar ainda mais a Venezuela diplomaticamente não significará uma transição política, por causa da ausência de reais pressões internas sobre o regime. Os protestos pela escassez de alimentos, medicinas, água e eletricidade se limitaram a casos em pequena escala, dispersos regionalmente, e a oposição não consegue se aproveitar midiática e politicamente deles.

De qualquer forma, os Estados Unidos, o Canadá, a União Europeia e os países sul-americanos alinhados a Washington no Grupo de Lima intensificaram a pressão diplomática, midiática e econômica (limitando o crédito, impedindo as transferências financeiras) sobre Maduro e a Venezuela, mas muitos deles ainda esperam o renascimento da diplomacia dos canhões e dos golpes militares respaldados pelos Estados Unidos.

Nesse sentido, os Estados Unidos, o Canadá e os países europeus congelaram os ativos de dezenas de altos funcionários militares e civis venezuelanos, enquanto alguns governos latino-americanos atuam denunciando o regime por suas “práticas autoritárias” e pela “crise humanitária”, além de solicitarem que a Venezuela seja suspensa da OEA.

Nos últimos dias, o Canadá e cinco países latino-americanos instaram a Corte Penal Internacional a investigar supostos crimes de lesa humanidade cometidos pelas autoridades venezuelanas, e os senadores intervencionistas estadunidenses Bob Menéndez e Marco Rubio apresentaram um projeto de lei para incentivar a pressão estadunidense e regional sobre o governo venezuelano – o que não provocou nenhuma fissura dentro governo, como se pretendia.

O embargo ao petróleo venezuelano também é uma medida que está sobre a mesa de Trump. O produto representa 90% das escassas exportações da Venezuela, que vem reduzindo dramaticamente sua produção.

A pergunta não perde vigência: o que aconteceria no dia seguinte de uma invasão? Quem governaria o país? Será que Luis Almagro se ofereceria para ser o interventor?

A disputa interna e a opção militar

Uma pesquisa da consultoria Hinterlaces revelou que mais de 64% dos venezuelanos mantêm uma opinião desfavorável sobre o atuar dos dirigentes da direita: 83% têm uma opinião desfavorável sobre Julio Borges, líder de partido Primeiro Justiça (PJ), enquanto Henry Ramos Allup, secretário-geral do partido Ação Democrática (AD), acumula 77% de opiniões negativas, e o ex-candidato presidencial (em 2013) Henrique Capriles Radonski é mal visto por 76% dos entrevistados.

Por sua parte, Henri Falcón, também ex-candidato presidencial (2018) e fundador da plataforma unitária Concertação pela Mudança, conta com 73% de rejeição. Entre os líderes opositores mais belicistas, a rejeição de Leopoldo López é de 75% e a de María Corina Machado está em 64%.

Há outras cifras que se destacam na consulta: 62% dos venezuelanos preferem que seja o presidente Maduro quem resolva os problemas econômicos do país, enquanto 34% acredita que seria melhor um governo de oposição. Ademais, 61% atribui os problemas econômicos a agentes externos ao governo, como a guerra econômica, a queda do preço do petróleo, a especulação e as sanções financeiras dos Estados Unidos, enquanto 37% considera que a atual situação é causada pelas políticas econômicas implementadas pelo atual governo.

Enquanto isso, os possíveis conspiradores dentro das Forças Armadas vêm sendo detectados e presos, embora os meios de comunicação estrangeiros falem de outros militares descontentes que desertaram.

Os meios cartelizados do exterior insistem em impor no país a discussão pública sobre as opções militares (inclusive publicando pesquisas bizarras), mas os dirigentes políticos opositores consideram que este debate poderia gerar expectativas por um salvador externo, o que atentaria contra os esforços de reorganização que alguns políticos estão promovendo.

Diante dessa preocupação, funcionários da administração de Trump comunicaram aos líderes da oposição que, apesar dos comentários do mandatário na ONU, os Estados Unidos não têm planos de invadir a Venezuela. Ou sim? Claro que a estratégia pode ser a de ganhar tempo para reforçar um cenário favorável à intervenção, e somente então materializá-la. O respaldo dos chamados “falcões” (a bancada da guerra dentro da política estadunidense) e dos laranjas latino-americanos não é suficiente, mas com algumas outras alianças talvez. Não se pode descartar essa possibilidade.

Assim, entramos no cenário das especulações. Brasil, Chile, Argentina, Peru, Panamá e inclusive a Colômbia enfrentam problemas internos, e sobrevivem à força dos setores opositores que avançam contra a fragilidades desses governos. Poderão se manter coesos no caso de uma agressão contra a Venezuela ou há o temor de que a estabilidade de seus próprios governos se veja ameaçada?

Não creio que o novo governo do México apoie uma intervenção, e tampouco que o faça a OEA, apesar da histeria de Almagro.

Claro que os falcões estadunidenses vão insistir na intervenção. Mas, por enquanto, continuemos passeando pelo bosque, enquanto o lobo não vem.

Aram Aharonian é jornalista e comunicólogo uruguaio, fundador do canal TeleSur. Preside a Fundação para a Integração Latino-Americana (FILA) e dirige o Centro Latino-Americano de Análise Estratégica (CLAE)

*Publicado em estrategia.la | Tradução de Victor Farinelli

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